No necesariamente tenés que estar de viaje para tener un affaire internacional: Buenos Aires, es sabido, es receptora continua de contingentes de jóvenes extranjeros ávidos de testear los sabores autóctonos. De una forma o de otra, y más allá de la importancia de la relación a posteriori, la experiencia de ese intercambio entre patrias es digna de ser relatada ya que siempre implica (algún tipo de) enriquecimiento.
¿Cómo se las arreglaron con la diferencia de idioma? ¿Tuvieron problemas de "entendimiento somático"? ¿O la conexión superó todas las barreras culturales? ¿Cómo fue el después? Narrá tu experiencia y, si nunca la tuviste, contanos: ¿te gustaría?
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