Apresurado o premeditado, el primer beso deja inevitablemente una huella profunda en nuestra memoria. Nos acordamos de cada detalle: qué día era, dónde, cómo, a qué hora, qué vestimos, qué dijimos… El momento que marca no sólo el comienzo del romanticismo en nuestras existencias si no también el pasaje a una nueva etapa distinta, el paso con el que comenzamos a alejarnos de la infancia.
Sabemos, claro, que algunos les toca antes, a otros después. Que algunos lo disfrutan y que otros lo viven como una circunstancia traumática. Luego, de todas maneras, infinitas situaciones se encargan de redimir ese momento: besos apasionados, salvajes, tiernos; a todos nos dieron un beso inolvidable, un beso que hizo insignificante al resto de los besos, el mejor beso de toda la vida.
Hacé el esfuerzo, recordá y contanos cómo, cuándo, dónde fue tu mejor beso y... con quién.
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