
Hoy quizás algunos hombres se muerdan el labio inferior o revoleen los ojos, pero toca tema de mujer, perdonen. Y voy derecho al grano:
¡Estoy HARTA de la teta! Pero antes de que salten las fieras, me detallo.
A ver... Lupe, mi segunda hija, está por cumplir los famosos y angustiantes 8 meses. En breve, en días. Y sucede que no quiere otra cosa que estar A UPA (imaginen mi columna) o PRENDIDA. Y para peor, ni siquiera duerme (buenos tirones).
A esto se le suma lo siguiente. Escuchen bien. No traga NADA. Se lleva TODO a la boca para chupetear, hacer como que muerde, pero a la hora de alimentarse, me escupe el puré de papa, de calabaza, el yoghurt, la banana, lo que sea que pruebe.
Ayer di un gran paso -no me malentiendan- y le compré una lechita Sancor, de 2. ¡Pero Lupe no sabe succionar la tetina! Lo mismo que con el resto, hace como que muerde, pero termina escupiéndola. "¿Pero cómo hago, mi amor, cómo te lo enseño?!" Mis pobres tetas dan pena y me angustia sentirme la proveedora exclusiva de su alimento... a esta altura.
"¿Qué son 8 meses?, seguí poniendo el pecho, ya falta menos". No, no son 8 meses, son 3 años, chicas. Hace casi 3 años que AMAMANTO. Y la sólo palabra me deja patitiesa de sólo leerla. ¡Estoy podrida! Con las bolas llenas, los ovarios inflados y las tetas, al plato. Jijiji. No sé cómo se lee esto, sólo sé que necesito recuperar, empezar a recuperar un cachito de mi cuerpo.
Escucho consejos y sus propias experiencias en el terreno.
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