"¿Este es de China?", me preguntó ayer Sol, la maestra, mostrándome en su mano un chupete rosa Avent. "No, ella no usa", le dije, a lo que ella agregó: "ah, ya me parecía. Lo tenía en la mano, pero cuando le pregunté si era suyo, puso cara de pícara".
Volvimos a casa y al rato, China paseaba -de un lado al otro- con el chupete de su hermanita. Haciéndose la bebota, riéndose de sí misma. Aclaro que ella lo dejó hace bastante, antes de cumplir un año (sin que nadie se lo pida, claro). Pero más allá del juego y toda su connotación psicológica, hace unos días venía observando -en mi hija- una tensión importante en la zona de la mandíbula. Se metía el dedo, la torcía, mordía objetos. "¿Será que está nerviosa?"
Y ahora reflexionando en general, ¿cuál es el valor de esta zona? Entiendo que de bebés conocemos el mundo a partir de ella. Y que luego, con el tiempo aprendemos a "saborear" el mundo de muchas otras maneras. Pero ya adultos, ¿qué queda de todo eso? Si el chupete reemplaza a la teta, ¿será que todavía necesitamos presencia materna? ¿O que no tuvimos suficiente? ¿Será que cada vez que (porque sí) nos ponemos a mordisquear, chupetear, succionar, fumar, estamos conectando con esa tan primaria necesidad? ¿Cuántos sustitutos de chupetes hay? ¿Cuántos objetos, dispositivos, partes del cuerpo (obviemos el chiste grosero) o alimentos nos llevamos a la boca sólo para calmar-nos?
Por lo demás, ¿no es fuerte que en inglés se llame al chupete "pacifier"? Y a la vez, es cierto que -muchas veces- pensamos justamente eso (¡qué paz!) cuando con el simple hecho de ponérselo (a nuestros bebés), ellos se relajan (¡y no lloran más!)
¿Qué piensan? ¿Y qué fuman, comen, picotean, muerden o mastican Ustedes en su vida diaria?
PD: ¡¡¡Muy feliz fin de semana!!!
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