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Aprender de mis errores




Cuatro días full-time siendo la mejor versión maternal de mí misma... y unos minutos, un ratito nomás antes de que llegue el padre a buscar a mis hijas, se me cruzaron los cables.
Y cuando estoy cansada, con poco resto de energía y los cables se me cruzan (esto último generalmente me sucede como consecuencia de lo primero)... bueno, ya saben.
Imagínense la escena. Emperifollando a las niñas, terminando de armar las mochilas, y en eso la menor: "No, mami, no quero esto. No quero". Sí, sí, tenía un vestido floreado puesto, y quería quitárselo.
Agrego que, además del cansancio, yo tenía un ligero grado de nervios porque después de que las niñas se fueran, a las 2 horas nomás, debería estar despabilada y serena para cumplir con una tarea importante de mi trabajo.
Y sí. No supe reaccionar de la mejor manera.
-No lo querés. Pero te lo vas a tener que dejar puesto... sí o sí.
Y ella: "no quero este vestido, no quero". Como un mantra. Firmísima. Intentando sacárselo con sus manos, mientras yo intentaba retenérselo.
Dos niñas éramos.
Ella emberrinchada, y yo copiándola, creyendo en lo profundo que estaba siendo firme, cuando sólo estaba siendo autoritaria.
Porque para ser firme se requiere paciencia, lucidez, estrategia... y yo no podía sostener mi decisión con ninguna de esas cualidades. No podía acompañar el límite con amor, como creo que cualquier puesta de límites a un niño lo necesita.
-No, no, no y no.
Y en eso me salió, sí, me salió un grito que, Dios santo... me debe haber escuchado todo el edificio (la vecina llegó a confesarme que se había asustado).
Todos a mi alrededor acusaron recibo... menos ella.
Ella siguió y siguió. Ahora lloraba, lloraba con espanto casi, escapándose de mí. Yo me había convertido en una madre monstruosa, "mala", no cediendo frente a su deseo-capricho, pero tampoco limitándolo de un modo inteligente... o sensato.
...
Al rato ellas se habrían ido, y yo empezaría a concentrarme para el trabajo que me esperaba. Y no, no podría. Culpa, culpable, pfff. La peor de todas. Así me sentiría.
Ya sé. Que no es grave, que es humano, que a todas nos pasa. Sí, sí. Entiendo que sí. Me comprendo, además. Me abrazo, a mí misma, también como a una niña que necesita que la acompañen.
Pero. Pero. Sé que soy la madre, y que si bien es inevitable que me equivoque, también es entendible que lo trabaje, que lo exprese, que lo reflexione... todo sea por aprender de mis errores.
¿Qué creen? ¿Cómo se sienten después de una escena maternal en la que no actuaron todo lo lúcida o comprensivamente que podrían haberlo hecho?
PD: Muy impactada con las imágenes que dejó la tormenta del martes a la madrugada en la Ciudad de Buenos Aires.
PD2: Esta semana no las esperé con compra del supermercado, sí con sus huevos de pascua. Las fotos son de la vuelta, del martes lluvioso, de a ratos soleado, en casa.
¡Ay, ella!

¡Ay, ella!


¿Pícaras nosotras? Noooo.

¿Pícaras nosotras? Noooo.


Siempre sale el sol.

Siempre sale el sol.


PD3: Lo/as que tengan FB y quieran agregarme como "amiga" me encuentran en Ine Sainz . Interesado/as en el taller de expresión escrita, pueden hacer click aquí: Ablandar la mano

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