Apto para mayores: la noche después

"Siempre digo que desde los 30 años en adelante hay que dejar de contar. 35, 45, 50 años Después de los 30, da igual. Lo único que importa es pasarlO bien", dice Santiago, que se niega a revelar la cantidad de velitas que sopló en su último cumpleaños. Junto con su mujer, María Ana, llegaron a Pinamar hace una semana, y desde entonces no han dejado pasar una sola noche sin salir.

Es que Pinamar, igual que los juegos de mesa que en sus instrucciones indican "de 0 a 99 años", ofrece propuestas nocturnas para todas las edades.

Tal es el caso de Deep Club, un restaurante de sushi y comida japonesa en Sinbad el Marino esquina Las Dunas, donde a partir de la 1, se cierra la cocina, se corren las mesas y se larga la disco. Para quienes no hayan comido en el lugar, la entrada cuesta entre 15 y 20 pesos, según el día, y la fiesta dura hasta las 5.30.

De estilo modernoso y minimalista, salvo por las luces de colores que titilan durante el dancing, todo en el local -sillas, mesas, paredes y columnas- es de color blanco. Y la música que suena es la electrónica, aunque cada tanto el DJ pasa temas remixados de clásicos del rock, tales como California Dreaming y Sweet Dreams . ¿Promedio de edad en la pista? Entre 25 y 35 años. "Es una buena opción porque podés comer, ver un show de música en vivo y después bailar con tus amigos", opina Florencia Beltrán, de 33 años, que se define como una habitué del lugar.

Por encima de los 35 años, "el" lugar para salir a comer sorrentinos fritos con salsa de crema y hongos -únicos en todo Pinamar- y bailotear un rato es La Otra Cara de Luna, en la avenida Bunge al 1400. Allí, los jueves, viernes y sábados, pasada la 1.30, la pista de baile se llena de gente y los viejos hits de los años ochenta sacuden las cinturas de todos los presentes.

Sin repetir y sin soplar, acá van algunos de los temas que nunca faltan: We are family , YMCA -con las manos bien arriba-, Like a Prayer , Big In Japan , I Just Can´t Get Enough y Crazy Little Thing Called Love .

En el lugar se destacan las parejas, que bailan animadamente los temas de su época. "Cada tanto, hace bien salirse un poco de lo electrónico. Además, está música me trae buenos recuerdos", señala Juan Miguel Rojas, de 41 años.

Para los veraneantes más tranquilos, amantes del buen vino y las buenas picadas, una excelente opción es ir a El Ojo de las Artes, en Libertador y De las Artes, un espacio cultural que todas las noches brinda espectáculos exclusivos -la capacidad es para 150 personas- y de primerísimo nivel. Durante enero ya desfilaron por el escenario Mercedes Sosa, Luis Salinas, Javier Calamaro, Luis Alberto Spinetta, Hilda Lizarazu y Adriana Varela, entre otros.

Otra buena opción es la de las fiestas privadas, que aquí proliferan los fines de semana. Organizadas por paradores, empresas o simplemente amigos, sólo es cuestión de relacionarse un poco para enterarse cuál es la movida de la noche ¡y conseguir ser invitado!

El viernes último, por caso, para conmemorar la fundación del balneario, la empresa inmobiliaria Pinamar SA organizó un cocktail-dance en el clubhouse del exclusivo barrio La Herradura. Hubo sushi, helados, cerveza y champagne para todos los invitados, que bailaron los hits del verano. La semana anterior, también con sushi de por medio, se organizó una fiesta en el parador Hemingway. Y el sábado pasado, en El Alma, una de las pistas del complejo Ku, se celebró la Marlboro MxTrónica, un evento de música electrónica organizado por la empresa tabacalera.

Importante: para poder asistir a las fiestas privadas de esta semana, ¡empezar a relacionarse urgentemente!

Las hay, y muchas. En paradores o casas con amigos. El requisito es estar atentos, tener los contactos justos y, por supuesto, conseguir ser invitado.