"Y bueno, Inés, así es la vida" me digo ahora, a mí misma, después de una jornada de mucha mala sangre por una circunstancia atípica. Sí, tenía que ponerme a hablar de pertenencias para que una de ustedes venga y me avive: "Hablando del tema, acá hay alguien está tomando prestadas tus palabras."
Entré al link señalado y me quedé helada. La autora del blog en cuestión (de un diario del interior) estaba apropiándose de párrafos enteros de mi autoría. Usando mis palabras, mis vivencias para hablar de unas supuestas hijas de ella.
Lo primero que pensé fue: "Eso no se hace". Encima, justo los 2 escritos plagiados habían implicado mucho trabajo de mi parte, no porque fueran difíciles en sí, sino por circunstancias ajenas, tangenciales a mi vida. Y entonces me dije: "¡no vale!" No vale estar copiando y pegando así, tan a la ligera. No es noble, no es respetuoso, no corresponde.
Yo escribo para todos, para todo aquel que me lea; más aún, soy feliz sabiendo que mis textos "llegan". Pero si alguien quiere hacer su propio "blog de la madre", no da que esté "inventándose" a costas de mi arte. Sí puede citarme o inspirarse; o con un poco de picardía puede afanarme los temas (me halagaría), pero, por favor, que no se apropie de los escritos así, tan burdamente de esa manera.
Y dicho esto, les pido un favor colectivo: ¡no nos ensañemos! ¡Seamos comprensivos y tolerantes! TODOS NOS EQUIVOCAMOS, TODO EL TIEMPO. A mí me basta con que esa persona asuma su error (públicamente o en silencio) y no lo siga repitiendo. Y ya, sigamos adelante, estamos todos buscándole la vuelta a esta vida compleja y debemos, tenemos la obligación moral de darnos una mano entre los pocos o muchos que sintonizamos una misma frecuencia.
¡Los quiero! (sean como sean)
¿Te pasó alguna vez de sentirte copiado, plagiado o imitado de una manera intimidante? ¿Alguna vez te viste vos mismo copiando u apropiándote de palabras o ideas ajenas?
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