
Iba a contarles otra cosa, pero la dejo para mañana. Es que una amiga acaba de pasarme esto y creo que no puedo dejar de compartirlo con ustedes:
Y? Qué me contursi? Yo creo que está justito justito en la frontera: entre que es una genialidad brutal o una soberana ridiculez. Lo más gracioso del asunto es que a mí se me ocurren diez mil cosas mejores antes que poner al bebé ahí. Empezando por vinos, cervezas, licores y tragos, por supuesto. Otra que mesita de luz funcional. A esta altura de mis descubrimientos -perdón, pero a ver quién supera lo del calentador de toallitas- ya puedo montar una sección de Baby Insólitos para OHLALÁ!, no digan que no.
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