Caminar a paso tortuga hasta la parada del 15. Comprar 3 sandwiches de miga, dos de jamón y queso, uno de aceituna, el preferido de China.
Viajar abrigadas con el sol pegándonos en la mitad del cuerpo, sostener el cuerpo tibio de Lupe durmiéndose.
Almorzar sobre el césped, pescado (China no quiso probarlo después de haber preguntado: ¿tenía ojos?), papas hervidas, charla alrededor de Bergoglio, y en eso rezongar con hijas por estar haciendo travesuras varias con su prima.
Volver, "queremos baño de espuma". Bueno, ir a VZ, "uh, no, muy caro, vamos a la perfumería, acá. Bien". Luego a comprar la cena. Choclo, milanesas, tomate, lechuga y al pagar la cuenta, aceitunas, un frasco, ¿llevamos?
"Quiero, quiero ahora". "No, esperen a casa". A los minutos de haber llegado a destino, pelearme para que entiendan el basta, el hasta acá, ya comieron más de 8 aceitunas cada una.
Bañarlas, cenar juntas, conversaciones varias. Conectadas.
De noche la tos, los mocos, el miedo, "oh, no, ¿por qué el frio tan pronto?"
Madrugar, cosquillas, abrazos. El temor al frío, pensar: "mejor las guardo", y eso hacemos.
Y también limpiamos, almorzamos y pintamos... y por un momento nos caotizamos. Todo porque me distraigo hablando por teléfono, ellas abren la heladera y se ponen a comer con las manos fideos. Fideos fríos con salsa, todas enchastradas, sus remeras, el piso, la heladera, ay, ay, ay.
Y ya luego, "mami, ¿me hacés esto?, mami, ¿me hacés esto otro?". Y yo, mientras tiendo ropa húmeda: "¿y quién me hace lo mío? A veces hay que hacerse las cosas uno solo, solito", les respondo.
...
Ahora de noche, echada en la cama, panza arriba, las extraño (salieron con el padre desde las 2 pm).
Imagino que entrarán en cualquier momento, aparecerán con sus vocecitas y sus ocurrencias... y sus pedidos y reclamos.
Y a pesar de estar cansada, quiero.
Quiero tenerlas acá conmigo siempre, toda la vida, chiquitas, espontáneas, puras, hiperquinéticas, desordenadas... aunque me duelan los brazos, aunque se me cortocircuiten los nervios, aunque también anhele otro tipo de momentos.
Abrazo este presente de madre de esas dos criaturitas. No soy Susanita ni mamá ejemplo, pero con los años voy aprendiendo cada vez más a disfrutar de esta danza-asistencia las 24 horas de sus cuerpos, y basta que se alejen unas horas (como es el caso) para yo empezar a sentir que me están faltando... que, como dicen los españoles, las echo de menos.
¿Son ustedes de extrañar a sus hijos cuando están varias horas distanciadas? ¿Cómo vivieron ustedes el fin de semana? ¿Algún momento significativo?

Como ya titulé en FB esta foto: los amores de mi vida
PD: Las que tengan FB y quieran sumarme como "amiga", me encuentran en Ine Sainz. Las que estén interesadas en el taller de expresión escrita, presencial o a la distancia, pueden escribirme a inetaller@gmail.com
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