La naturaleza manda y a nosotros, seres humanos diminutos arrojados en la Inmensidad de ella, no nos queda otra que obedecerla. Desde que aterrizamos en el campo de la familia de mi amiga (en San Miguel de los Ríos, a unos 15 kilómetros de Villa Yacanto) hasta el lunes por la tarde no hizo otra cosa que llover*. No venía preparada ni mental ni materialmente para semejante agua (ni semejante frío), pero hubo que adaptarse. Aquí sí que no vale quejarse. Que llueva en esta zona de Córdoba (después un incendio que arrasó con 50 mil hectáreas en septiembre del año pasado y de años de escasez de agua) es más una bendición que otra cosa.
Por otro lado, ¿vieron cuando después de 3 días en cama uno recobra la salud y siente alegría de vivir por ese solo hecho? Bueno, tras 3 días de lluvia casi ininterrumpida, cuando salió el sol –y luego cuando pude llegar a lo de mi padre y darme un baño- me pasó algo similar. Valoré todo aquello... no a nivel intelectual, sino desde todas y cada una de las células de mi cuerpo.
Lo que sí hubo, y en abundancia, fue comida. Comida exquisitamente preparada por Yolanda, madre de mi amiga. Y charlas, risas, rondas de mate.
Y admirar y mirar –y a veces poner límites- a los más pequeños, que, a pesar de la dificultad climática, estaban en su salsa, corriendo, jugando, explorando, haciendo de las suyas.
Cumpleaños atípico, distinto, feliz, nuevo.
Bienvenidos los 35.
Viajando en auto de un lado del cerro Champaquí al otro lado.
¡El viernes o el lunes subo fotos de San Javier soleado!
¡¿Ustedes cómo vivieron el fin de semana?!
*A excepción de algunos breves intervalos nublados.
**El exceso de lluvia también trajo dificultades en algunas ciudades.
¡Y dejo un GRACIAS gigantesco a Norberto, Yolanda, Pilar y todo el resto de la familia Áspera!
PD: Abierto taller presencial 2014, que arranca en abril. A quien le interese, contacto acá o por mensaje privado de FB: Inés Sainz ¡Buen miércoles!
En esta nota: