Cerro Bayo, boutique de esquí

La montaña neuquina cuenta con 23 pistas entre bosques nevados e imponentes vistas de la cordillera de los Andes y del lago Nahuel Huapi. Y tiene un concepto: es un "centro de esquí boutique", según sus responsables.

"Boutique es un concepto que habla del servicio personalizado, de un concepto de exclusividad. De la sensación de estar en casa, con esa contención y ese cuidado", explica el presidente de Cerro Bayo, Pablo Torres García.

Desde el empleado que acomoda los autos pasando por los instructores de esquí y hasta el sillero de la última aerosilla en la cima de la montaña, asegura Torres García, se recibe a los visitantes con una sonrisa, un saludo, un cómo está . "Cada integrante del staff de Cerro Bayo te conoce, te va a cuidar y va a generar en vos esa seguridad", sostiene Torres García.

El compromiso con el cliente lo asumen los empleados como propio. La temporada pasada, los silleros le pidieron una reunión al presidente del centro. "Pensé que se venía la típica reunión para pedir un aumento de sueldo", recuerda. Sin embargo, el motivo era otro: querían clases de portugués. "Eso muestra el compromiso de todos -concluye -. También los empresarios entendieron que todos juntos hacemos de este lugar un destino premium, un destino que puede competir con Disney."

No todo queda en lo conceptual. El centro tiene otras cosas que lo distinguen de otros destinos de esquí. Por ejemplo, los no esquiadores pueden disfrutar del paisaje y de la nieve a través de actividades como canopy (ver aparte), caminata con raquetas o un simple paseo por los medios de elevación. O asistir a un partido de snow polo (el único que se juega a 1500 metros de altura) o de Rugby X-treme (primer torneo íntegramente sobre la nieve). Por otro lado, Cerro Bayo cuenta con un servicio de esquí adaptado para que cualquier persona con capacidades diferentes pueda deslizarse sobre tablas. "Hay gente que no puede caminar, pero esquía, es notable", dice Claudia Aguirre Zavala.

Cerro Bayo es el único centro de esquí del país con una montaña propia, pero, ¿cómo llegaron estas tierras a ser propiedad de una sola persona?

Inquieto, visionario y poseedor de un gran espíritu emprendedor son algunas de las cualidades que le adjudican los angosturenses a la persona que inventó la temporada de invierno en el pueblo: Jean Pierre.

Con tan sólo 23 años, este joven belga llegó a Villa La Angostura en 1961 junto con su hermano, luego de recorrer gran parte de América en moto. Rápidamente se instaló y comenzó a trabajar en un barco de carga que navegaba por el Nahuel Huapi. En cada viaje, Jean Pierre miraba el cerro y anhelaba: "Villa La Angostura tiene que tener su centro de esquí". Un día se decidió y puso manos a la obra.

Lo primero era conseguir la tierra. El terreno había sido dividido y repartido con el fin de atraer gente al pueblo, pero como la tierra era muy irregular, los propietarios no la usaban. Jean Pierre comenzó a pedir que la gente las done para abrir un centro de esquí. Los lugartenientes comenzaron a darle las propiedades (años después el belga vendería estas tierras en millones?) y así comenzó a hacerse realidad.

Cerro Bayo se abrió en la década del 70 y, diez años después, comenzó la explotación comercial del centro de esquí. En 2007 y luego de 30 años de manejar el negocio, Jean Pierre decidió darle punto final a una primera etapa y vendió la montaña.

Los nuevos dueños se plantearon un proyecto que ellos mismos califican de ambicioso. Ampliar la superficie esquiable, aumentar la cantidad de hoteles y residencias, modernizar los medios de elevación y crear una telecabina que una el pueblo con la cima de la montaña fueron los puntos principales de un plan que está en pleno proceso de realización.

En abril último obtuvieron la concesión de las pistas provinciales -tierras continuas a Cerro Bayo- y así duplicaron la superficie esquiable y se convirtieron en el tercer centro de esquí más grande del país. Actualmente, esas tierras son las que se denominan fuera de pista, pero a partir de la temporada 2011 contarán con los medios de elevación y se armarán las pistas correspondientes. "Esto es algo histórico", dice Juan José Fioranelli, secretario de Turismo de Villa La Angostura.

Además están en desarrollo nuevos hoteles a 1500 metros de altura, casas adentro de las pistas, un country club de polo anexado al centro de esquí y una cancha de golf de 18 hoyos incorporada a un centro residencial. "Es un master plan a cuatro años donde vamos a crear el centro de esquí más importante de la Argentina", asegura el presidente de Cerro Bayo, que insiste optimista: "Cuando veas la modernización del cerro vas a pensar en venir acá o ir a Disney, y te vas a quedar con Bayo".

En avión desde $ 990, ida y vuelta, sin tasas e impuestos, hasta Bariloche

En temporada baja. Grupales: tres días (2 horas), $ 305; seis días (4 horas), 790. Individuales: 2 horas, 330; 3 horas, 430; 6 horas, 810.

¿Quién no soñó alguna vez con volar, viajar por el aire a alta velocidad o saltar de árbol en árbol en medio de un bosque? En Cerro Bayo se puede experimentar todas esas sensaciones en una sola actividad llamada canopy.

Consiste en ir de árbol en árbol a través de un cable. Con una mano se toma la base del arnés, en la otra se coloca un guante de cuero que se engancha al cable para poder controlar la velocidad y, como dicen los instructores, a volar.

¿Quiénes pueden probar? Todos. Ya se animaron desde chicos de 3 años hasta mayores de 84. "Es muy seguro, quédense tranquilos", nos dice uno de los instructores antes de comenzar el recorrido.

Con doce tramos disponibles, plataformas a más de 20 metros y recorridos que llegan a los 300, el canopy es una de las actividades preferidas de los visitantes del cerro.

Arboles cubiertos de nieve, un río producido por el deshielo y la imponente vista de la montaña son las postales que se pueden disfrutar en cualquiera de los tres circuitos: Family, Extreme o Full.

Como curiosidad, esta semana se anunció que la película Cerro Bayo , de la neuquina Victoria Galardi, fue seleccionada para la competencia oficial del Festival de San Sebastian. La historia -un drama familia- se ubica en la base de la montaña, cuando está a punto de comenzar la temporada de esquí. Actúan Nahuel Pérez Biscayart, Inés Efrón y Marcela Kloosterboer.