
Ya saben: mis chicos están enfermos. Los tres.
Ayer a la tarde, en un rapto de responsabilidad, con fierbe y todo, los dejé con Mirti y me fui a la casa del copañero de Marcos que vive más cerca de casa a bucar los cuadernos como para que no se atrase tanto.
Más que nada, lo que me interesaba era el de comunicados. A principio de año, el flujo de información (de allá para acá) es casi obsceno. Todos los días hay miles de notas, pedidos y reclamos que queman en cada hoja y que si devolvés firmado, al otro día se tranforman en bochornosos *recordatorios*.
(yo sé que debo parecer medio imbécil, siempre quejándome del colegio de mis chicos. Como si alguien me obligara a mandarlos ahí. Yo sé, pero es así. Algunas cosas me parecer terroríficas. Es el precio que pago por: 1) haber sido blanda a la hora de elegir la benemérita institución y 2) creer que meterlos en una especie de tupper, zip-loc, les garantiza un par de años de inocencia.)
OK, sigo.
Ayer encontré, entre las notas del burning notebook, una que decía:
"Familias de 1ero, 2do y 3ero: Les pedimos que si sus hijos traen su celular al colegio, tengan la expresa indicación de no usarlo en clase y de ponerlo en modo silencioso o vibrador: Gracias."
Celular?????? A los cinco? seis? siete? ocho años?
Más tarde me enteraría, por Marcos, que sí, que efectivamente más de la mitad de la clase tiene uno.
Anoche tuve una crisis.
Estoy salvando la inocencia de mi hijo por unos años?
O estoy criando un mounstro?
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