No sé si será mi naturaleza pisciana o qué, pero en general tiendo a hacer de lo profundo algo cotidiano. Nado en ese elemento.
Por dar un ejemplo, las más de las veces (por no decir siempre) que le pregunto a alguien conocido/amigo "¿cómo estás?" no lo hago a modo de saludo, sino que en efecto estoy queriendo saber cómo está y cómo se siente.
Esto genera cierta incomodidad frente a los que me repiten de modo mecánico "todo bien", "nada", "perfecto"... ("vamos, me estás escondiendo lo importante", les digo telepáticamente)... y un imán para aquellos que ni bien encuentran un oído atento tienden a descargarse (lo cual en ocasiones es necesario).
Entre uno y otro extremo están aquellas personas -o situaciones- con/en las que logro comunicarme (en serio). Parece una pavada decirlo (si googleamos la palabra "comunicación" o "conexión" puede que demos con uno de los términos más usados en este tiempo) pero que suceda, que de verdad 2 o más seres humanos estén abriéndose, con honestidad, con madurez, con vulnerabilidad, con paciencia, con autoobservación e interés real por el otro... ¡Uf! Esto es lo que más celebro que pase en el blog, en cualquiera de ellos.
No siempre se trata de ponernos serios, solemnes, sesudos, vuelteros... podemos reírnos, podemos ser ligeros con la info... pero si no hay una intención genuina por dar y recibir, por intercambiar, por ser más que "vos y yo", nada de lo que hacemos tendría sentido, no?
No sé a ciencia cierta por qué hoy escribo lo que escribo. Tampoco podemos ni podríamos sostenernos todo el tiempo en ese frecuencia (nos ahogaríamos)... pero sí está bueno darnos ese paréntesis, a diario o regularmente, para revisarnos, para saber qué me está pasando, qué le está pasando al de al lado y qué queremos hacer colectivamente.
¿Cómo están, amigos? Me explayo acerca de mi estado en uno de los comentarios.
PD: Lupe peinada by mamá :-(
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