Cómo hacer que tu viaje a Mallorca se convierta en una pesadilla

No es tan fácil entender la dinámica de las Islas. La idea de caminar unas cuadras y caer en la mejor playa de Mallorca, es una utopía. Las mejores postales, esas que hacen famoso al destino, requieren meterte a un auto y darle, bastante, a la ruta. Por supuesto, esto es posible únicamente haciendo una logística previa. Para complicar un poco las cosas, en esta zona del planeta, Google Maps suele fallar. Tal vez porque no es tan fácil indicar coordenadas en las que no hay calles específicas o tal vez porque algunos caminos son "extraoficiales", es decir, exigen dejar el auto y llegar a pie. Como sea, alquilar un vehículo cuanto antes no es una opción, es una obligación: el transporte público por estos lados, es casi es nulo. Por último, considerá un obstáculo extra: las rutas son bastante zigzagueantes y de noche, casi ningún camino, tiene luces ¡Suerte!

"Invasión de guiris", así le llaman los españoles a lo que sucede en sus costas desde el 21 de junio al 21 de septiembre, es decir, en plena época de playas. Los guiris son los turistas que provienen de países europeos del centro y norte, es decir, con una cultura de playa nula. Ellos entran en un estado mental de descontrol difícil de imaginar ¡hasta que te los cruzas! Mucho alcohol, muchos gritos, mucha adolescencia (de la real y de la tardía) que se traduce en paredes que tiemblan, playas que se destruyen y restaurantes que colapsan. Sólo para que te des una idea, los españoles ya acuñan un término para describir la práctica más extrema y peligrosa que cada año se lleva la vida de decenas de ellos: balconing. Si, se trata de conductas inexplicables que los exponen a caer o quedar colgando de los balcones. De hecho, uno de sus "deportes" favoritos es lanzarse desde los pisos más altos a las piscinas de los edificios.

Para evitar el trastorno de la temporada, es bastante usual tentarse en ir en "casi temporada". Aunque casi no puedas meterte al agua porque aún está fresco, mayo o junio garantizan la cantidad suficiente de días de sol como sentir que no vas a equivocarte. La idea parece perfecta hasta que llegás y, lejos de encontrarte con el lifestyle de diversión, comida y playa que soñas, te encontrás con mucho juego de mesa, comitivas turísticas y grupos de baile ¡de jubilados! Si,en esa época, los tours de la tercera edad alemanes, copan, pero copan en serio, Mallorca: los Airbnb, los hoteles cinco estrellas, los hoteles dos estrellas. Suelen ser acompañados de grupos de japoneses que caen en la misma época con sus costumbres propias: moverse de a mil y claro, posar para sus fotos de Instagram. Durantes horas. En esta época, si lográs volver con una captura del lugar sin un abuelo o un japonés de fondo, sos una campeona.

Si encontrás un pasaje barato por el finde, fantaseá que sos una celebrity europea y mandate a "descubrir Mallorca" en dos días "total es una isla". Ignorá los consejos de quienes recomiendan que un viaje iniciático por Mallorca dure al menos una semanita. Subestimá el tiempo que necesitás de traslado y animate a andar como una corredora de fórmula uno de cala en cala, sin margen ni para meterte al mar.

Por supuesto, si sólo contás con dos días es más realista alojarte en un hotel con playa propia. En ese caso, comprobarás que tu experiencia no es lo que se dice "conocer Mallorca" y que esas playas no tienen nada que ver con lo que originalmente te atrajo del destino.

Quienes nos enamoramos de tierras tan lejanas a nuestro lugar de origen solemos comprar imágenes bastante simples. Que Mallorca y las Islas Baleares son únicamente mar y playa es un cliché, y como tal, es bastante reductivo, e incluso empobrecedor. Oculta, de hecho, un gran aspecto de la Isla: sus maravillosos pueblos entre las sierras.

Perderte Valldemossa, Deià o Capdepera sólo porque no tienen mar, es un error conceptual que puede hacerte desperdiciar "la pulpa" de la cultura mallorquina. Lejos del descontrol guiri y los rinconcitos salvajes, la identidad de Mallorca está bien adentro, entre sus rocas, sus capillitas, sus mosaicos pintados a mano y sus caminitos repletos de pastores y ovejas.