


Mantené una actitud profesional pese a que no te sientas bien emocionalmente - Créditos: Corbis
Por Daniela Chueke
Especial para RevistaOhlala.com
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Mientras duró el amor, ¡qué lindo era verse todos los días en la oficina! Intercambiar mensajitos, guiñadas de ojos y miradas cómplices en los pasillos...
Pero, por esas cosas de la vida, hoy están separados y de un día para otro, lo que antes era el escenario perfecto para que te sintieses la protagonista de una novela romántica, de pronto se convirtió en un campo minado, en el que cualquier paso en falso puede ser fatal.
Pero ¿necesariamente tiene que ser así? ¿ Haber terminado una relación de pareja con un compañero de trabajo implica tener que sufrir en la oficina?
En parte sí, en parte no. Todo depende de cómo haya terminado la relación. Si fue de común acuerdo y ambos se sienten bien con la decisión, el duelo necesario lo hicieron mientras aún estaban juntos, es esperable que la convivencia en el ámbito de la empresa sea pacífica. A lo sumo ambos tendrán que bancarse las consabidas conferencias de prensa entre los colegas, pero una vez dadas las explicaciones mínimas necesarias podrán pasar a otra cosa.
Pero cuando la herida narcisista que deja toda separación permanece abierta, te va a tocar atravesar la etapa de duelo encontrándote con él todos los días. Ahí la cosa se complica. Desde bancarte tener que bajar la mirada cuando te cruzás en un pasillo, a tener que rumbear para otro lado a la salida, o que te cuenten que él ahora sale con tal o con cual. La situación incluso podría llegar a ser tan dolorosa que hasta pienses en renunciar. Pero, obviamente, no están las cosas como para quedarse sin trabajo de un día para el otro. De modo que, mejor pensá que, como todo en la vida, esto también pasará.
Sabé cómo atravesarlo mejor:
1. Limitá los intercambios
Como en cualquier ruptura, el primer remedio para atravesarla es: tomar distancia. Aunque sea imposible en términos espacio-temporales, tratá de establecerla en el aspecto emocional. ¿Cómo? Reducí tus conversaciones y encuentros con tu ex a un solo tema: el trabajo.
Si tenías el hábito de mandarle mails cariñosos o textos con saluditos, tené en claro que eso ya se terminó. Hablá lo que sea estrictamente necesario para sacar adelante las cuestiones laborales que les competen a ambos. Tampoco va eso de hacerte la simpática o la superada cuando en el fondo no es así. No le preguntes como está ni qué hizo o qué va a hacer el finde, ni cómo andan sus amigos o su familia. Ya no es tu tema. Incluso aunque tengan hijos en común, no trates sus asuntos en el ámbito del trabajo. Levantá una barrera simbólica pero bien clara entre tu vida personal y el trabajo. Es un esfuerzo, obviamente pero te va a ayudar a atravesar mejor el proceso del duelo.
2. Preservá el buen clima de trabajo
Aunque pueda ser muy difícil tratá de aportar al buen clima de trabajo. Considerá que cualquier tensión manifiesta hacia tu ex va a densificar la atmósfera no sólo entre ustedes sino para todo el equipo. Ofrecer el espectáculo gratuito participando de discusiones o reproches de o a tu ex delante de todos, es lo menos. No provoques situaciones de pelea y si los proyectiles vienen del otro lado, respirá profundo, date media vuelta y esquivalos con una sonrisa y escapá de la escena haciendo un silencioso mutis por el foro.
3. Asumí una actitud profesional
Tampoco es cuestión de que te vean llorando por los rincones y, mucho menos, que conspires para "vengarte". Bronca, impotencia, tristeza, desconcierto, dolor... el abanico de sentimientos negativos puede ser interminable, pero es tu deber administrarlos con inteligencia. Una cosa es lo que pensás y sentís y otra muy distinta llevarlo al acto. Demostrá tu dignidad y profesionalismo tratando a tu ex como a cualquier otro compañero de oficina. Y si, por el contrario, es él el que busca ponerte trabas, te oculta información relevante, se "olvida" de convocarte a una reunión o de alguna manera "sabotea" tu trabajo, tomá nota escrita de cada incidente para defenderte ante quien corresponda llegado el momento. No lo encares frontalmente.
4. Enfocá tu energía en los resultados de tu trabajo
Tené en cuenta que en el trabajo, por más que en tu oficina todos sean divinos, que sea un espacio en el que se valore lo humano o que tus jefes te hagan saber que en ésta te bancan, finalmente llegará un momento en que van a evaluar tu desempeño profesional y pedirán que muestres resultados. Por eso es vital que puedas dividir las aguas: por un lado tu vida personal y por el otro tu vida laboral.
Tus compañeros no pueden, en modo alguno, oficiar como tus confidentes. Tu separación no es una telenovela romántica y no necesitás estar relatando cada día un nuevo capítulo, cada vez que te preguntan cómo estás con la separación.
En esos casos, lo mejor que podés hacer es agradecer la preocupación y ocuparte de mantener el encuadre: "Gracias por preguntar", "Mejor, por suerte", "Bien... ¿Y a vos cómo te fue en la reunión con el diseñador?" Recordá que en toda empresa se busca que los empleados trabajen como un equipo, pero quieren un Equipo de Trabajo , no un equipo social.

Tomá distancia de tu ex y limitá los intercambios a solo temas que tengan que ver con el trabajo - Créditos: Corbis
5. Encontrá válvulas de escape alternativas.
No sirve que te aísles, ni que andes cabizbaja y con poca pila en la oficina. Un par de días puede pasar, pero a la larga, la actitud de "sola y abandonada" terminará dañando tu imagen profesional y, además solo contribuirá a dificultar el duelo.
Si en tus horas laborables la necesidad de compartir tus emociones se hace muy intensa intentá recomponerte lejos de la vista de todos, a menos que seas la dueña de la empresa y puedas permitirte algunos lujos. Andate al baño con lápiz y papel y escribí tus sentimientos -en una hoja que después vas a romper y desechar- o una carta a tu ex diciéndole todo lo que vos pensás de él - que nunca vas a enviar porque no es más que un recurso de autolimpieza-. Bancate hasta salir de la ofi y encontrarte con esas amigas que no pertenecen a tu ámbito laboral para hablar en confianza.
6. Cambiá tus hábitos
Cuanto antes cambiá el protector de pantalla con la foto de las vacaciones juntos, el muñeco que te regaló para que pensaras en él en todo momento, mové tu escritorio de lugar para no divisar su box desde el tuyo. Encontrá un lugar distinto para ir a almorzar. Si podés, sin dar explicaciones relacionadas con la ruptura, pedí a Recursos Humanos que te cambie de departamento o a tu jefe que te involucre en otros proyectos con nuevos desafíos profesionales. A los colegas que te vengan con informes sobre la vida actual de tu ex, explicales amable pero firmemente que eso ya no te interesa.
7. No te aisles
Además del desafío de asumir una actitud profesional, tenés el de alimentar la buena relación con tus compañeros de oficina. Aunque no tengas ganas, practicá sonreir bastante y "olvidarte" de tu tristeza mientras estas en la ofi. No da que aparezcas con cara de zombie, que contestes con monosílabos o escatimes los saludos. Sin dudas, el mejor antídoto para la propia pena es salir del "agujero interior". Interesate más por la vida de los otros, pedí que te muestren las fotos de los hijos, ofrecé tu ayuda para terminar con alguna tarea, traé facturas o mejor aún una torta casera para el café de la tarde, poné caramelos en tu escritorio -no falla- y alimentá el intercambio con tus colegas.
8. Ampliá tus horizontes
Por si todo lo anterior falla, siempre está la posibilidad de considerear un cambio de trabajo. Aunque esta solución no siempre es sencilla, lo importante en este caso, es que la decisión sea meditada, estratégica y siempre para mejor. No se trata de una huida para salvar tu autoestima lastimada, sino de la búsqueda de una oportunidad de crecimiento, que al mismo tiempo, te sirva de defensa. Si todavía no lo hiciste, abrite ya una cuenta en Linkedin y generá una red de contactos profesionales; actualizá tu CV y envíalo a todas las consultoras y amigos que puedan recomendarte; comentá a todo el mundo que estás con ganas de encontrar nuevas oportunidades laborales y anotate en las búsquedas internas de tu empresa. Cuando todo esto esté cocinado, ahí sí, la liberación va a ser total y podrás, cual Shakira, llegar un día y declamar, sin resentimientos y con una sonrisa encantadora: "te aviso, te anuncio que hoy renuncio".
Experta consultada:
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