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¿Cómo se están sintiendo?




Días atrás, mientras buscaba en mi PC fotos que ilustraran los 4 años de blog, me topé con una foto de mi panza, de mi panza de embarazada.
De mi panza de embarazada en su punto máximo... o casi.
("Casi" porque nunca llegué a cumplir 9 meses de embarazo. Una malformación uterina, un útero atípico conocido como didelfo apuró ambos partos).
Casualmente en estos días venía preguntándole a una amiga, embarazada de 7 meses, cómo se sentía, cómo sentía su estado. Era una pregunta con insistencia, una pregunta pisciana, quiero decir, esas preguntas que no se contentan con respuestas breves, rápidas, correctas.
Creo que al ver la foto pude recordar, darme cuenta de que la naturaleza tiene, valga la redundancia, la vocación de naturalizar los hechos. Que aquella panza desproporcionada, aquel peso ingrávido, aquel estar en las nubes y nunca tan auto-centrada era entonces vivido de un modo natural, orgánico. El milagro se rutiniza. Incluso nunca consideré publicar esta foto porque estaba en bombacha... ¿qué sentido tenía publicar una foto íntima de mi panza?
Pero ahora que la reencuentro, a la distancia, veo esa panza con idéntica fascinación con la que miro las panzas de otras mujeres (ni me detengo en lo que tenía o no puesto). Por otro lado, ya no siento aquella panza tan mía, tan íntima. Observo la naturaleza sucediéndome.
Hace poco escuché una frase que me caló hondo: "Ni siquiera nuestra vida nos pertenece".
Cierto, cada vez estoy más convencida de que la maternidad no tiene necesariamente que ver con transitar aquel estado, con una biología transformándonos, generando ese albergue de vida extra, concibiendo, gestando, anidando la semilla de un ser humano...
Pero éste sigue siendo un tránsito imprescindible para la creación de vida física.
(E imagino la diferencia más ostensible entre hombres y mujeres).
Y hay un pensamiento que cuando se me cruza tiende a estremecerme.
Habrá quienes no transiten el embarazo, pero todos, absolutamente todos los seres humanos (al día de la fecha), con sus quichicientas diferencias, con sus diferentes fisonomías, con sus diferentes situaciones sociales, filosofías de vida, situaciones anímicas, con sus muy distintas creencias... todos hemos esbozado nuestros primeros movimientos en ese mismo espacio... ¿No les impresiona pensar que nuestros cuerpos midieron alguna vez apenas milímetros?
Todos nuestros cuerpos han sido fabricados, amasados, cocinados, creados... en un útero. En las tripas de otro cuerpo.
Y aunque no sé si aquéllos éramos nosotros en un sentido pleno (no vamos a meternos en ese embrollo filosófico), el sólo hecho de pensarlo me hace recuperar consciencia del milagro.
En realidad no quería llegar tan lejos, sé que es lunes, que la rutina tira, que pesa el trabajo que nos espera... que queremos sentirnos livianos a pesar del tironeo y del peso. Sólo quería, sólo quiero darle lugar a las lectoras que estén transitando un embarazo, su comienzo, desarrollo o último tramo, y que nos cuenten cómo se están sintiendo.
Lupe estaba ahí dentro

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PD: Como siempre, si quieren escribirme por privado, me encuentran en FB ¡Muy buen arranque de semana!

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