¿Quieren que les cuente una nueva?
Mis HIJAS JUEGAN JUNTAS... y por un ratito, solas. ¡Aleluya! No es que festeje porque me estén dando un respiro (todavía no es para tanto, no te ilusiones) pero ME LLENA EL ALMA verlas interactuando y riéndose cómplices. ¿No son lo más de lo más?! Perdonen este léxico púber, pero la situación me pone tan contenta que... qué decirles? No sé, quizás suene trillada o exagerada, pero qué va!
Vale la pena detenernos un poco y también escribir acerca de estas cosas, no? Porque ninguna conclusión lógica, ni ningún hallazgo sobrenatural, ni NADA de NADA va a darte la satisfacción de... de tener 2 hijitas sanas, bellas, sonrientes, positivas. Que encima se aman, y juegan entre ellas. ¡Lindas!
No recuerdo el vínculo que tenía con mi hermano a esa altura. Sí, cuando éramos un poco más huevones, en edad escolar, sobre todo cuando viajábamos a Mar del Plata, en pleno verano. Enero y Febrero eran meses en los que compartíamos muchísimo. Desde la casita robada y los video-juegos en Alem, hasta irnos a las torres de Manantiales, donde estaban todos los jugadores de River y Boca, descansando, y nosotros, pidiéndoles autógrafos, como una travesura de lo más loca, llena de adrenalina. ¿Te acordás, Nico, que Caniggia apretó tanto la birome que me agujereó su firma?!
Y bueno, me fui lejos. Un ratito, todo sea por festejar la hermandad. Aunque a veces compitamos, aunque a veces nos celemos, aunque a veces queramos matarnos... qué lindo y qué SANO tener un compañero de juegos.
¿Qué me cuentan por sus pagos? ¿Qué JUEGOS recuerdan haber jugado con sus hermano/as? ¿Y sus hijos, entre ellos?
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