Cuando mi amiga Ceci me pregunta: "¿Conocés Tinder? Una aplicación para conocer gente nueva", siento un prejuicio fuerte.
Y como si ella lo intuyera, al toque acota: "mirá que tuve todas citas muy buenas".
¿Qué temo? ¿Cómo me explico? Lo que temo (pre-juzgo) es que muchos recurran a estos sitios como dando manotazos de ahogado, en un estado desesperado casi. ¿Exagero? Sí, un poco. Además intuyo, y luego me lo confirmará mi amiga, que los propósitos detrás del "quiero conocer gente" son variados.
El caso es que mi amiga me conoce porque antes de que yo blanquee mi recelo, ella desarrolla eso de "haber tenido citas muy buenas": "con un par sólo tomé un café, pero en todas conocí hombres interesantes y la pasé bien".
"La pasé bien", tan simple y al escucharlo de boca de ella, tan contundente.
Y continúa explicando que no es más que un ámbito virtual de sociabilidad, o mejor dicho, un medio para conectar con otras personas a las que probablemente no te cruzarías en otra parte. Que Internet cambió las modalidades de vinculación, que incluso existen estudios que dicen que no sé qué porcentaje de parejas se conocieron a partir de la red.
A medida que la escucho, voy pudiendo refrenar el ejército de prejuicios y dejarlos a un lado. Entiendo que no me está queriendo convencer sino sólo pretende darme un consejo. Un consejo práctico. A mí. A la amiga que se ríe de vivir en un universo herméticamente femenino... sin pasillos siquiera en los que toparse con otros del sexo opuesto.
Me quedan algunos interrogantes: ¿Puede una foto, una representación bidimensional expresarnos fidedignamente? ¿Acaso no es éste un elemento engañoso? ¿Y si lo más interesante, si lo más atractivo del otro o de uno no es visible, no es traducible en pixeles? También, por mucho que lo naturalice, eso de estar-en-el mercado, exponiéndose u ojeando una vidriera de ofertas, un poco me cuesta. Seguramente algo similar suceda en un ámbito real, en un bar o en un boliche, pero el juego pareciera estar más disfrazado (además de haber otros condimentos).
Concluyendo:
Confieso que probablemente, de tener el sistema operativo, ya lo habría probado (hablo de Tinder). ¡Así sea para reírme con mi amiga! ¡Para reírme de mí misma!
Pero como no lo tengo, de momento lo tematizo. Y sigo disfrutando de mi no-búsqueda... De este tiempo sagrado de amistades, de soledad, de lectura, de creatividad. De hecho, hace varios fines de semanas que vengo pidiendo tener libre un sábado para poder avanzar con la bendita obra de teatro.*
¿Qué piensan? ¿Se metieron alguna vez en un sitio web para conocer gente nueva? ¿Cuál fue su experiencia?
*Estoy escribiendo una obra de teatro en el taller de Daulte. Acerca del amor. Ah, sí, claro.
PD: Como siempre, para contactarse por privado: inessainz@msn.com ¡Muy buen miércoles!
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