Basta de excusas.
Necesito cuanto antes retomar yoga, meditación, lo que sea...
Dar con un paréntesis que me dé la calma que mi cuerpo/psique pide... para digerir-se.
Me está cayendo la ficha de la madurez.
¿Será que estoy creciendo o que finalmente pude asumir que crecí, que ya no soy la que fui...?
Que ahora soy... sí, una mujer.
Mi escritura también muta. Está más discreta, más concreta, menos expresiva, más consciente de lo que dice... menos atenta a cómo suena.
Enhorabuena.
No me pasa nada y me pasa todo.
Que los años no sólo signifiquen patas de gallo.
Que la autoridad decante, que se acepte. Que no hace falta forzar la voz, ponerse histérica, si una tiene en claro qué necesita y qué se merece. A fin de cuentas.
Que qué sé yo, que qué-sé-yo no. Que sí sé.
Que no sé todo, pero sé lo que quiero. O lo que ya no.
Que sigo aprendiendo, pero algo aprendí de todo esto.
Que en ocasiones me di vergüenza, abusé de ingenuidad, de infantilismo, pero sólo atravesando esos periplos pude, puedo ir depurándome y quedándome con lo que vale.
Que ahora veo el mundo desde este punto de vista, pero puedo estar equivocándome. También, who knows.
Que el error te enseña.
Que el error es bello si sabemos verlo errático (¿consuelo?)
Que sigamos intentando, que lo vivo es lo único que dice, que hace, que mueve... en algún sentido.
Y que gracias.
Que siempre hay que mantenerse agradecido, pase lo que pase.
Y vos, ¿cómo te estás sintiendo?
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