¿Las emociones controlan nuestra vida?
¿Las emociones nos controlan o somos esencialmente ellas?
¿Somos ellas o somos la conciencia que las observa?
Estas y otras tantas preguntas quedaron dando vueltas a partir del sábado, después de haber asistido a una función pre-estreno de la última película de Disney Pixar.
Sin ánimo de confundirlas y sabiendo que éste no es el espacio para saciar mis interrogantes (como si hubiera un ámbito que fuera a saciarlos), me limito a recomendarles la película de la que hablo.
Intensa mente.

Intensa mente
Mas allá de cierta resistencia mía a tomarla como la verdá de la milanesa, la película vale la pena.
Han recreado el funcionamiento del cerebro humano, una interpretación occidental-científica-empirista-capitalista de su funcionamiento... de una manera fantástica. Fantástica de fantasía.
Fantástica y fabulosa.... de fábula, de historia aleccionadora.
Se trata de la historia de un equipo de emociones. Las versiones de Alegría, Tristeza, Desagrado, Furia y Temor en el cerebro de una niña de 11 años.
Una niña con una infancia rosa. He aquí otra crítica que le hago (a la película): que cuenta el funcionamiento de una psiquis idealizada. Una niña con dos padres bondadosos, sonrientes, juguetones... Una psiquis infantil sin manchas, sanísima, sin fracturas ni interrogantes o inquietudes sociales y/o políticas... Madre y padre juntos, buenos compañeros, atentos a su hija en todo momento hasta que un día, recién a los 11, mudanza de Minnesota a San Francisco mediante, empiezan las dificultades.
¿Pero se trata de la historia de una niña o de la historia de sus emociones?
De ambas cosas.
Está la historia de Riley y su familia, que se muda de una ciudad espaciosa-oxigenada a otra ruidosa-contaminada... Y la historia de Alegría, Tristeza, Desagrado, Furia y Temor, las emociones que -desde el centro de control de su cerebro- manejan su vida.

Emociones en el centro de control del cerebro
No voy a entrar en el detalle de cada una de estas caricaturas emocionales, tan bien trazadas (a mi modo de ver, son la genialidad del filme), sí contarles que sentí alivio al darme cuenta de que la emoción protagónica no sería sólo Alegría, sino también Tristeza. Que esa Alegría que puede resultar insufrible por lo aniñada, esa alegría que sólo se contenta frente a lo liviano, frente a lo luminoso, frente a lo suave, a lo divertido, a lo bello... una alegría sin sosiego, eufórica... esa alegría que sonríe corriendo delante de un barrilete o deslizándose sobre patines en una pista de hielo (una alegría preciosa, por otro lado, la alegría de saberte profundamente amado y cuidado por tus padres), esa alegría tiene un limite: su miedo a todo lo que no sea ella. Y por ende, excluye, excluye y subestima todo aquello que la ponga en peligro, que pueda alterarle el color, mancharla, salpicarla, opacarla u oscurecerla.

Alegría no para de trabajar en toda la película
La Tristeza merece más respeto, eso pareciera decir la película. Bienvenido ese pensamiento. Viviendo en una una sociedad que la maquilla, la decora, la disimula, la camufla y la parodia, pensar así me dio alivio.
Ah, sí, sí, sí... Lloremos. Podemos hacerlo.
Lloremos porque también llevamos en nuestras entrañas el chip Tristeza y necesitamos descargar y jugar a pleno ese programa (acaso para trascenderla).
Lloremos porque es liberador, porque es terapéutico.
Como diría Moria: "si querés shorar, shorá".
Que sólo así, habiéndonos encontrado con esa verdad emocional (similar verdad a la que podemos sentir en un ataque de risa), podremos saber cómo seguir, cómo avanzar.

Tristeza, qué lindo personaje
Me gustó, en síntesis, que Alegría no fuera la emoción con mayor mando dentro del centro de control (Headquarters) de la cabeza de la protagonista.
¿Control?
¿Las emociones controlan nuestra vida?
¿Las emociones nos controlan o nosotros somos ellas?
¿Somos esencialmente emociones o el Ser que atestigua aquel caos, aquel circo, aquel espectáculo?
Otra vez los interrogantes. Sí, sí, estas preguntas me pueden.
Por suerte, Elena, amiga y filósofa, me dijo que este sábado iría a verla, así que en breve tendremos oportunidad de debatirla.
...
Yendo al grano:
-Dicen que Pixar recupera el espíritu de sus mejores producciones con esta peli -me tiró Camilo después de haber acomodado a las tres niñas + Emma, amiga de mi hija más chica (nótese el uso del adjetivo posesivo, ¿vieron?). Todas tienen su Coca y compartían bolsa de pochoclos.
No recuerdo ninguna otra palabra entre las de Camilo... y el increíííííííííble de Emma.
Ah, sí, amiga de Lupe, la amiga de Lupe, apenas terminó la película saltó de su silla y lanzó un increííííííble.
No suelo recomendar películas con tanto énfasis, esta vez sí, aunque tenga mis peros... me parece una película que abre la cabeza, literal y metafóricamente.
¿Cuál fue la última película que vieron en el cine? ¿La recomiendan?
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