El jueves pasado fui al cine. Desde que me enteré de que existía una película llamada La La Land, y escuché los primeros acordes de City of Stars, supe que amaría a ese musical. Y así fue:
Si les gustan las películas románticas, Ryan Gosling, Emma Stone, o el jazz, no se pueden perder la oportunidad de verlos y escucharlos en pantalla gigante. Leo muchas críticas al guión, a las actuaciones, dicen que es un “homenaje” a los clásicos pero que no le llega ni a los talones, que tampoco respeta el formato de musical… Toda obra de arte se puede analizar y criticar, claro. Pero si hay algo que disfruto del cine es aceptar el pacto que me propone y dejar que la historia me lleve a donde quiera, y reírme o emocionarme, y salir con ganas de bailar y cantar. En ese sentido, La La Land, logra su objetivo y se interna en el mundo de los sueños y la vocación que a Hollywood tanto le gusta.
Por otra parte, el viernes tuve la oportunidad de entrevistar a una pareja de realizadores que hicieron un documental llamado Pueblo Verde. Sebastián González Jaurs y Amalia Herdt. Me contaron que la idea nació a partir de ver “El Mundo según Monsanto” de Marie-Monique Robin, en 2008, en el que se revela cómo la multinacional afecta a millones de personas en el mundo a través de la contaminación del agua, la tierra y los alimentos.
Ese documental fue el inicio para reflexionar lo que estaba pasando en nuestro país con el tema. Desde entonces comenzaron a viajar y entrevistar a gente vinculada con este modelo de producción que utiliza la tierra para generar negocios que benefician a unos pocos y perjudican al resto.
Raúl Montenegro es un biólogo, ambientalista y activista de la provincia de Córdoba.
Pueblo Verde es una voz colectiva. La pregunta de por qué adoptamos el agronegocio de la soja, y por qué la comemos en todas sus formas, en casi cualquier producto industrializado, es respondida por varias personas de las que no sabemos demasiado porque sus nombres aparecerán sobre el final. La explicación es que lo importante acá son las palabras y los hechos, las pruebas de que las fumigaciones enferman y matan a las personas, no importa el dinero que tengan, o si son peones o estancieros. Porque el problema no se limita a la soja, también se traslada al trigo, el maíz, los frutos y hortalizas que crecen bajo la misma lógica de monocultivos dependientes de los agroquímicos.
El documental se propone despertar a los más dormidos. A lo largo de tantos años, y de más de cien entrevistas, quedaron registrados momentos valiosos, como la entrevista al doctor Andrés Carrasco, ya fallecido, quién demostró a través de su investigación el daño del glifosato en embriones, o el juicio que realizaron las madre del barrio Ituzaingó de Córdoba a los responsables de fumigar la zona y contaminar el ambiente, lo que provocó una excesiva concentración de casos de cáncer en adultos y niños.
A principios de 2017, la lucha continúa: cada cabeza que se despierta y empieza a cuestionar el consumo que nos ofrece el mercado, es una posibilidad más de cambio. Tanto el documental, como el libro La Argentina Fumigada, de Fernanda Sández, el trabajo de la Cátedra de Soberanía Alimentaria o el Viaje por la Soberanía Alimentaria que inició el abogado ambientalista Marcos Filardi, apuntan a lo mismo, a demostrar que volver a los orígenes de la agroecología, pero con la tecnología de nuestros tiempos, es posible. El cine puede ser una herramienta poderosa. Y siempre, la elección está en nuestras manos.

¿Cuál es el problema del agronegocio? Pueblo Verde da una mirada integral - Créditos: Pueblo Verde La Película
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Abrazo grande.
Kariu
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