Diez cosas que cambian cuando vivis en el extranjero - Créditos: Shutterstock
Armar un bolso, controlar tener el pasaporte a mano y prepararse para el check in online. Primeros pasos y símbolos de que una aventura está por comenzar. Dejar atrás la cotidianidad para embarcarse en una experiencia única: vivir en el exterior . Puede ser difícil, terrorífico y apasionante. El portal Education First, de la mano de una mujer suiza que vivió en Norteamérica la mayor parte de su vida, armó una lista de cosas que cambian cuando un elige vivir en el exterior.
El concepto de hogar está donde esté tu corazón
Te vas a unir a una especie de club especial cuando te mudes a otro país: tendrás dos direcciones, manejarás dos idiomas (o más) y dos monedas en tu billetera. Vivirás lo mejor de dos mundos en una realidad compuesta que lentamente se irá fusionando con el tiempo.
Vas a amar tu caja de reservas de emergencia
Si bien hoy se puede ordenar prácticamente cualquier cosa online, esa "caja de reservas de emergencia" (llena de comidas típicas) es lo mejor que vas a encontrar ante esos momentos que extrañes y necesites algo cercano a tu origen.
Te vas a acostumbrar a la despedidas
Aunque probablemente son de lo momentos más odiados, con el tiempo te acostumbras a las despedidas. Y quizás esto es porque sabes que a pesar de que el tiempo pase, podrás volver a casa y echarte en ese sillón que se siente y huele tan familiar – sin importar desde donde viajes o cómo. O porque encontraste alguna forma de apagar tus emociones temporalmente, y sabes que después de un “adiós” siempre vendrá un “hola”.
Las amistades se intensifican
Estar “del otro lado del charco” e interponer esa gran distancia hacia tus seres queridos es difícil. Muy rápido lograrás aprender a identificar quién desaparece de tu vida para siempre y quién será aquel que use sus días de vacaciones para visitarte. Estarán aquellos que se distancien por sí solos, y otros que se acercarán más.
El día a día, desde otro punto de vista
Vivir en una playa paradisíaca es fantástico. Pero eso no quita que tengas que pagar cuentas, arreglar baños descompuestos, y recuperarte de alguna gripe. El hecho de que vivas en el extranjero- que puede o no ser el paraíso – no significa que tus problemas del día a día no viajen con vos.
La etapa “luna de miel” acabará siempre, y no importa cual haya sido tu destino. Aunque puede ser que tus amigos te envidien por tu nueva vida, no serán siempre conscientes de que el pasto no es siempre más verde del otro lado (como imaginan).
La culpa perdura
¿Recuerdas la cara de tu madre al decir que no podrías asistir a la cena del domingo por la noche, pero prometías estar en la siguiente? Ahora sí, imagina esta misma cara cuando intentas de avisar que no estarás en casa para Navidad porque no conseguiste los días libres (o porque era imposible decir que no al viaje planeado con tus amigos para esa fecha). ¡Ah! Y probablemente tampoco tengas tiempo de hacerles una visita hasta el próximo verano.
Habrá viajes culposos (no intencionados) – y siempre deberás enfocarte en la calidad y no en la cantidad.
El show continúa, con o sin vos
El amor es difícil: cosas asombrosas continuarán pasando en tu hogar aunque no estés – amigos se casarán, bebes nacerán y fiestas legendarias se celebrarán. Seguramente extrañarás la mayoría de esto y lo único que podrás ver será a través de las redes sociales. Es realmente difícil de aceptar, pero – puede o no ser esperanzador – será lo mismo para tus amigos que también extrañaran todo lo asombroso de ti.
Vas a ver tu casa con otros ojos
Seguramente te habrás mudado al extranjero por una ciudad añorada. Te sorprenderá que cuando cuentes a otros de dónde vienes, las fotos que muestres o descripciones que hagas, serán recibidas con fascinación y gran interés. Viendo así, tu hogar desde otra perspectiva, puede darte una nueva valoración acerca de las calles que solías transitar diariamente y el clima sobre el cual solías quejarte. La ausencia y lejanía hacen crecer al corazón y al sentimiento patriota – especialmente cuando alientas y amas a tu país desde lejos, aunque no te guste (piensa un deporte de preferencia).
Comenzarás a ser un local
De a poco lo harás. Todo empieza con aprender el idioma local y trasciende ese punto cuando conseguís una conversación sin complicaciones. Llegará el momento en el que sepas cuándo ir al mercado por las mejores ofertas, encontrarás el café en el que sabrán qué es lo que quieres incluso antes de ordenarlo, y discutirás apasionadamente sobre las elecciones en el transporte público. Posiblemente nunca llegues a ser tan local como aquellos que allí crecieron, pero eventualmente llegará el momento en que te encuentres actuando igual que ellos – ser parte de una nueva cultura te aseguro es un sentimiento asombroso.
¿Hogar? ¡Hogar!
Llega un punto en el que se vuelve difícil contestar a la pregunta: ¿Cuál es tu hogar? Ya que por lo general la respuesta conlleva una larga explicación (ver punto 1). A veces, realmente es donde tu corazón está. Otras, es donde creciste y viviste durante tu infancia o donde te encontrabas en algún evento importante de tu vida.