"Él ya tiene hijos, ¿qué hago?"

Por Flor Faragó

Conociste a un tipo DI-VI-NO, te enamoraste y estás feliz. Peeeero un temita te preocupa: tiene hijos. Claro que no es un impedimento para la relación, solo que sentís cierta inquietud porque no sabés muy bien cómo manejarte con ellos y también porque te da mucho miedito que se pierda la intimidad en tu pareja. Vos no tenés chicos todavía, aunque practicás con los de tus amigas y con tus sobrinos, pero, convengamos, no es lo mismo.

Muchas veces, lo que más preocupa a la hora de relacionarte con sus hijos es pensar que, como ya tienen una mamá, no te van a querer. Sin embargo, si tenés bien claro que no reemplazarás a nadie –¡madre hay una sola!–, sino que por un rato o unos días, mientras él o los chicos estén con ustedes, podés animarte a cumplir ese rol, ¡todo marchará sobre ruedas!

Si realmente la relación va en serio, tenés que tener en cuenta que cuando sus hijos pasen tiempo con ustedes, vas a compartir con tu pareja la responsabilidad de cuidarlos y de ocuparte de ellos aunque vos no seas la mamá. Y sí, también tendrás que ceder espacio y tiempo de la pareja por este nuevo proyecto de "familia ensamblada".

No te vamos a decir que es fácil. Pero sí que con mucha paciencia, tolerancia, amor y respeto, ¡todo fluye y la pueden pasar genial juntos! De todos modos, te damos una "ayudita" para que sepas qué hacer en algunas de las situaciones más comunes.

Están juntos desde hace varios meses y la "presentación oficial" te genera una tremenda ansiedad. No sabés por qué él todavía no organizó el encuentro para que conozcas a sus hijos. A veces, te enojás y pensás que no quiere; otras, te decís a vos misma: "¡Mejor, así dilato un poco más el tema!". Pero lo cierto es que te estresa mal pensar en ese momento, porque no sabés ni cuándo ni cómo será o si todo saldrá bien o no.

¿Qué hacer? Lo mejor es no darse manija y, ¡siempre!, charlar con él para saber qué piensa al respecto. Explicale que es una situación que también te incumbe a vos, porque van a formar juntos una familia, pero no te pongas nerviosa y respetá sus tiempos. La presentación se dará a su momento. Lo mejor es mantener la calma y no presionar al otro. Vos sabés que es algo que sucederá, pero no estés pensando todo el tiempo en el tema, porque eso te generará más ansiedad. Tené en cuenta, además, que él seguro está más preocupado que vos y quiere que todo salga diez puntos. Entonces, ¡no te maquines!

¡Llegó el día D! No dejás de preguntarte cómo actuar y te sentís terriblemente nerviosa. ¿Simpática pero no tanto? ¿Mantengo distancia? ¿Besos y abrazos? ¿Les caeré bien? ¿Y si no me quieren? ¡Cuántas preguntas! Es un momento especial y querés que todo salga genial, incluso notás que él también, claro, está preocupado. Y no podés esperar para ver a sus hijos, aunque también tenés ganas de salir corriendo.

¿Qué hacer? En primer lugar, mantené la calma. En segundo, ¡sé natural! No tenés que demostrar nada ni hacer una actuación, sino ser tal como sos. Sí tratá de ponerle mucha onda y, por ejemplo, si los nenes son chiquitos, llevá caramelos –¡no fallan!– y regalá tus mejores sonrisas. Al principio, no da que estés muuuy cariñosa, ¡recién los conocés!, pero sí vale que les hagas preguntas, converses con ellos, que te intereses por saber de sus cosas y sus gustos personales, en fin, que rompas el hielo. Acordate de que generar una relación y un vínculo, sobre todo con niños, lleva su tiempo y es un trabajo que se construye a diario, no es algo mágico que surge en un primer encuentro, así que ¡mucha paciencia!

En los últimos meses, notás que los momentos para estar a solas con tu pareja son cada vez más escasos. Ambos trabajan todo el día, llegan tarde a casa y, cuando asoma el fin de semana, están de acá para allá con sus hijos –ojo, la pasan muy bien– y terminan agotados. Te preocupa la pérdida de esos momentos de intimidad que tanto necesitás y no sabés qué hacer. Te da miedo comentarle el tema y que él piense que no querés estar con los chicos –¡y no es así!–.

¿Qué hacer? Es simple, ¡hablar! Si vos notás que están todo el tiempo con los niños, decile que lo extrañás y que te gustaría estar a solas con él o invitalo al cine. Si no tienen intimidad los sábados y domingos, buscá la manera y vayan a un hotel algún otro día de la semana. Un dato importante: la mayoría de los padres separados siente culpa por dedicarles poco tiempo a sus hijos, y habla muy bien de él que se preocupe ¡y ocupe! por pasar la mayor cantidad de horas posibles con ellos. Valorá esa actitud, ¡es muy bueno que sea así! Y si sos astuta, siempre podés encontrar momentos especiales para los dos, es solo cuestión de ponerle onda.

Ya conocés a sus hijos y tenés una muy buena relación, pero entrás en pánico cuando tu novio te pide que vayan todos juntos a la playa ¡diez días! Nunca pasaste con ellos más que un fin de semana. ¿Y ahora qué? Los chicos están entusiasmados, él también, vos querés, claro, pero ¡estás muerta de miedo de solo pensar en tantos días de convivencia y en las responsabilidades que tendrás que asumir!

¿Qué hacer? Es fundamental que entiendas que mientras los niños están con vos, asumís responsabilidades –sí, esas que te asustan–. No sos la mamá, ya lo sabemos, pero sí sos responsable de cuidarlos, de ayudarlos si les pasa algo y de acompañar a tu pareja en la tarea de ser padre. Es lógico que sientas miedo, pero pensá que si la relación va en serio, esas criaturas formarán parte de tu vida, de hecho, serán tu familia. Entonces, lo mejor que podés hacer es saber que, si bien es de manual que la convivencia –tanto con hijos propios como con ajenos, hay que decirlo– no es fácil, esta experiencia compartida de "familia ensamblada" puede resultar muy enriquecedora para todos. Con lo bueno y lo malo, ¡la podés pasar genial! Entonces, ¡dale para adelante, no tengas miedo!

Si comenzás una relación con un hombre con hijos, no solo estás eligiendo una pareja, sino también a sus niños. Se modifican prioridades, salidas y horarios. Y, ¡atención!, los proyectos que hasta el momento tenías pueden cambiar. Nada mejor que el diálogo para transitar las vicisitudes que se presenten y para saber en qué lugar estás parada. Así, no entrarás en una competencia perdida. Tené en claro que vos sos su mujer y los niños, sus hijos. Una cosa es ceder por el otro y otra, anular tu deseo. Si los temas están claros y el amor es lo que predomina, ¡se puede construir!

Valeria Zapata

31 años, contadora.
"Mi pareja tiene una hija adolescente. Cuando la conocí, estaba nerviosa, no sabía cómo iba a reaccionar ella, pero se dio todo muy natural, y él aportó –y aporta– para un buen vínculo. Ella sabe que puede contar conmigo y, si bien no soy la mamá, le doy consejos y ¡hasta le presto mi ropa!"

Inés Jaureguialzo

23 años, periodista.
"Cuando tenía 19, salía con un chico que tenía un hijo de dos años. Fue una situación nueva y muy rara, porque no estaba acostumbraba a estar con un chiquito dando vueltas a mi alrededor. Pero el nene era divino. Eso sí, a la hora de cambiar los pañales, ¡por suerte se ocupaba el papá!".

María Grassino

34 años, capacitadora.
"Conocí a los dos hijos de mi actual marido 14 meses después de que nos pusimos de novios y, de a poco, fuimos tejiendo una hermosa relación. Para ellos fue muy positivo saber que los días que no compartían con su papá, él no estaba solo ni triste, sino que estaba acompañado y era feliz".

Experta consultada
Lic. Andrea Pallisé, psicoanalista, andreapallise@hotmail.com