¿Querés tener una mirada 360 de tu negocio? No te pierdas estos consejos de una experta.
Dirigir tu propio emprendimiento es todo un camino de aprendizaje, y ni hablar de lo que significa aprender a qué le tenemos que prestar atención y a qué no, sobre todo en los comienzos, cuando nos encargamos de todo. En esta columna, Romina Barak, publicista, creadora de @rb_brandmakers y consultora de imagen corporativa para empresas, nos ayuda lograr tener una mirada realmente abarcadora.
¿A que llamamos “mirada 360?? A tener un enfoque abarcativo, macro y general sobre un determinado tema, negocio o marca. En los emprendimientos parece fácil hacerlo, pero la realidad no es tan sencilla. Cuando estamos empezando con nuestro negocio, sea cual sea, es el momento ideal para saber que tipo de mirada queremos tener y así generarnos el “buen hábito” de observar, porque después, cuando ya empezamos a crecer, es fácil e incluso tentador desviarnos de esta mirada ideal. Pero no desesperes, porque hay algunos puntos a tener en cuenta para poder entrenarte en el arte de evaluar, planificar y observar el proyecto.
Tené un director que dirija la orquesta
Trabajar con proveedores que apelen a sus propias ideas, sin seguir la identidad de la marca, puede hacer que narremos una historia distinta y marear al actual o potencial consumidor. Es cierto que cuando se trata de temas subjetivos y “opinables”, perder el foco es más sencillo. Por eso es fundamental tener una cabeza que piense en el equipo, pero que al mismo sepa escuchar y elegir a qué sugerencia darle entidad.
Mantené una mirada a mediano y largo plazo
Si tu unidad de medida es la temporada -que suele durar un semestre- las acciones tenés que pensarlas de formal tal que todo el periodo quede equilibrado en lo que a contenido y acciones se refiere. Por ejemplo, si te dedicás al negocio de la moda, del lifestyle o de la comunicación, sabrás que se mueven en un mercado dinámico que te obliga a mantenerte alerta y que te hace sentir que todo el tiempo tenés que estar contádole algo a tu público, audiencia o seguidores. Y si bien es así, es importante que los estímulos los distribuyas a lo largo de toda la temporada, para asegurarte de que haya un equilibrio durante todo el período, en el que siempre tengas algo para decir, sorprender y generar impacto entre quienes te siguen, compran y confían en vos.
Cuidá lo que pasa detrás de bambalinas
Hacerlo también es una forma de tener una mirada más abarcativa, y así no estar pendientes únicamente de lo que pasa en la vidriera (léase redes, plataformas de e-commerce, difusiones, email marketing y todo lo que tiene impacto sobre el cliente directo). La realidad es que uno esta más atento a las redes y a todo lo que se muestra y queda expuesto a la vista de todos, pero mantener el orden interno y la planificación con los equipos que trabajan en lo operativo, en ventas o en la administración, es igual de importante a la hora de lograr el éxito en nuestro proyecto.
Trabajá en equipo
Generar vínculos lleva tiempo y suele aportarnos un valor emocional muy importante a la hora de trabajar, sobre todo hoy, que las oficinas rodantes y el home office son mucho más frecuentes que antes. Esto es tendencia no solo por la pandemia, sino también por el boom que está viviendo el mundo de los emprendimientos, que está haciendo que muchos departamentos dentro de las empresas sean reemplazados por proveedores externos.
No quemes todos tus cartuchos (económicos) con un proveedor, influencer o acción
Esto quiere decir que no vale la pena desangrarse en acciones que te hagan invertir mucha plata y que después te dejen en cero para el resto de la temporada. Además, hacer eso te puede generar un impacto fuerte que después puede ser difícil de sostener. Lo ideal es que busques volver tener una mirada integral, en la que puedas analizar cada detalle sin perder de vista la foto panorámica, sin olvidarte de quién sos, dónde estás y cómo querés seguir con tu negocio de ahora en más.
Tratar de pensar que lo que estamos emprendiendo es una maratón más que una carrera de 100 metros se vuelve fundamental a la hora de planificar y dosificar los recursos que tenemos disponibles. Poner toda la carne al asador todo el tiempo no es sostenible ni inteligente.