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En voz baja





Confieso que hoy necesito recurrir al procedimiento que trajo a este espacio Lau/Cuspinter, porque esas 2 palabras mágicas ("confieso que") ayudan mucho al propósito de mi/nuestro trabajo.
Confieso que estas últimas 3 semanas anduve rara, desequilibrada, alti-bajoneada (hasta mediados de la semana pasada). Que anduve llorisqueando por lo bajo, arremolinada en pensamientos enrevesados. Que no sé si alguien se dio cuenta, pero yo traté de disimularlo lo más que pude, probablemente en vano.
Confieso que todo ello me hace sentir "normal", cierto... y que en algún sentido me equilibra, pero no voy a decirles la boludez de que disfruto las crisis. Tengo una naturaleza demasiado alegre, entusiasta y pese a toda la vulnerabilidad asumida, llena de garra.
Confieso que mi fin de semana fue bello. Que en general, más allá de todo, los fines de semana tienden a ser remansos de "momentos sublimes", de estar a pleno con mis hijas, bañándonos (una hora mínimo), de caminar varias horas charlando con Fede, de descubrir algún lugar para comer, de probar un plato nuevo (o caer en los clásicos) y de encontrarme -cada tanto- con mujeres que participan de este espacio.
Confieso que este finde, además de lo enumerado, en la madrugada del domingo, un poco antes de las 4 AM, me desperté con la cabeza hiperactiva y un residual de pensamientos obses que se resistían a irse. Que entonces agarré la crema de ordeñe (la que había) y me puse a masajear las plantas de mis pies, y luego, con algunos bostezos en proceso, me senté en medio de mi living a meditar un rato.
Confieso que hacer eso fue lo más parecido a estar mirando un lago hipnótico en el valle de una montaña (se me vino esta foto, de hace más o menos 8 años).
Confieso que, así sentada, lloré por algunos vínculos que sentía desactivados, bloqueados o interrumpidos, lloré por Claudia y lloré por mi familia (hacia arriba), que últimamente está de lo más fragmentada. Que sentí mucho a mi abuela, a quien hace siglos no visito... y que no veo la hora de que mi mami y ella finalmente se reconcilien (hace meses que no se hablan por motivos que no vienen al caso) y yo vuelva a compartir un "momento sublime"... en compañía de ambas.
Ah, sí, también confieso que este post lo estoy escribiendo siendo las 5 AM, después del momento que vengo que describirles y que no sé si es lo más apropiado para un comienzo de semana, pero es lo que necesitaba decirles.
¿Por casa cómo andan?

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