Feliz Covidad: para tomar con humor, 8 situaciones que nos esperan en los festejos

Saludos, despedidas virtuales, videollamadas, celebraciones en diferido, cartitas virtuales a Papá Noel... ¿Qué dispositivo –por más ultramoderno que sea – aguantará tanta carga de fiesta virtual? ¿Llegamos al 24 a las 12 con algo de batería? ¿O ya podemos ir pidiéndole a Santa que nos vaya trayendo uno nuevo, con más gigas y muchos más datos para el año que viene?

¿Cómo te ves armando centros de mesa con alcohol en gel y muérdagos? ¿O decorando con paciencia un arbolito de Navidad donde no cuelgan bolas de colores y lucecitas, sino barbijos estampados? También pensaste en llenar a tope tu heladera con ese otro alcohol –embriagador y burbujeante– que viene ¡en botellas! para poder lidiar con el combo "Navidad pandémica" mientras cantamos los clásicos de Michael Bublé.

¿A quién le tirará tu tía Irma sus preguntas y comentarios filosos que te hacían atragantar con la ensalada rusa? Veamos el "vaso medio lleno": estas Navidades nadie va a ir de compromiso a ningún lado porque bastará decir la palabra mágica "protocolo" para sentirte excusada y solo juntarte con tu círculo íntimo. Ojo: capaz es TAN íntimo que el mejor plan es pasarla con vos misma.

El paquete es hermoso y promete. Imposible no ilusionarse con ese perfume, esos bombones, esa lencería para romper la noche... Pero no. ¡La tía lo hizo de nuevo! Bajarte de un hondazo con un tapabocas animal print de dudosísimo gusto... Y vos, igualita a esas veces cuando eras chica y esperabas el juguete megacopado y querías llorar frente a ¡otro! par de medias. "Era jusssto lo que quería...", le decís, obvio.

Cerramos los ojos, estamos atentas al segundero del reloj y esperamos ansiosas con nuestra copa en alto. Casi que nos tragamos las 12 pasas de uva del ritual milenario con la secreta esperanza de que 2021 nos traiga toda la suerte que nos esquivó en 2020. La verdad, a esta altura no sabemos si nos importa tanto el dinero y el amor..., ¡solo queremos negociar que el covid se vaya y nos dé un añito un poco más tranqui! ¿Es mucho pedir?

Olvidate de las megabandejas para un batallón que traía tu mamá. Este año, cada uno con su kit personalizado y sus porciones asignadas, casi como cuando viajamos (bah, viajábamos) en avión.

No, no llegaste a un restaurante. Pero casi. Porque para evitar el pegoteo, tu mamá improvisó en el patio una especie de bodegón palermitano. Puso mesas con 1,5 m de distancia y les puso número, como si fuera una fiesta de 15: en la 2 va el grupo de riesgo, en la 3 los nenes y también asignó turnos para ir a buscar los regalos al árbol después de las 12. ¡Protocolos para todos!

Si hay algo que de solo pensarlo da calor, es un traje de Papá Noel: las botas, la barba, el gorro y ese outfit para salir al frío polar. Ahora sumale el tapabocas, la máscara, los guantes... ¡con una sensación térmica de 35°! Este año, está clarísimo que la hazaña del disfraz vale doble. La buena noticia: los chicos están tan acostumbrados al distanciamiento que jamás van a sospechar que es el tío.