¿Cómo fue que de golpe te convertiste en una nena? ¿Cómo fue que ya pasaron 3 años y yo me siento como si te estuviera pariendo todavía? ¿Cómo fue, mi amor, que un día empezaste a caminar y de no hablar nada pasaste a ser una cotorrita?
No quiero caer en lugares comunes y frases hechas, pero días como éstos me recuerdan de una manera tan viva y concreta que el TIEMPO VUELA y que cada momento es EJEMPLO (y siembra).
Que obviamente ya no soy tan ilusa como al comienzo, que no puedo mantenerte en ninguna cajita de cristal como aquélla incubadora en la que pasaste tu primer tiempo... pero darte lo mejor, lo más puro, lo más honesto (que tengo a mi alcance) hace una diferencia. Ni más ni menos.
¿Cuánto me estaré equivocando? ¿Cuánto dolores podré ahorrarte? Si tan sólo pudiera encarnar a mis anchas esa felicidad de la que hablo... Si tan sólo fuera un pelín más sabia. Pero me cuesta, Chini, me cuesta un huevo esto de vivir y salir adelante y SER FELIZ y tener la conciencia bien despabilada para no enroscarme en nimiedades o pavadas.
Y vos siempre siempre siempre tan maravillosa. ¡Tan inocente! ¡Tan pero tan fresca! ¡Dios me ayude a no estropear ni un poquito (o tanto) esa perfección natural que traés desde el vamos, mi vida!
Pero hoy no te voy a pedir más perdones ni tampoco voy a seguir prometiendo quimeras. Voy a avanzar silenciosa, con tu complicidad y la de tu hermana, sin decir casi nada... AMÁNDOLAS.
¡¡¡Te ABRAZO hasta siempre!!!
¿Y Uds. cómo vienen sintiéndose como madres últimamente?!
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