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Fogata




Jueves, de tarde, caminando por la vereda, China y madre.
Aclaro: hija menor no tuvo clases (por el paro), no así China. China sí había concurrido a la escuela, pero aquel jueves no fue un día más, un día común y corriente.
De hecho, fue tal la novedad del día que por primera vez en muchos meses ella sintió la imperiosa necesidad de contarme:
-Mamá, ¿sabés lo que hicimos hoy?
Entiendan que esa pregunta llame mi atención porque generalmente soy yo la que está tirando de su lengua.
Pero antes de transcribir aquel diálogo, debo explicarles que durante el fin de semana la escuela a la que ella concurre estaría celebrando un ritual, una tradición que celebra cada año. Un fogata a realizarse en el terreno del fondo, dirigida por docentes y directivos (custodiada por bomberos), en la que se quemaría una pirámide de monstruos. Así como leen. Monstruos que los mismos chicos diseñarían y armarían. Con cajas, cartulinas, papeles.
Y para que terminen de entender la dinámica, acaso su sentido, volvamos a mi nena que aquel jueves estuvo aproximándose en el aula a lo que se haría el sábado a todo trapo.
-¿Sabés lo que hicimos hoy? Tuvimos que escribir en papelitos nuestros miedos... Y después la seño los quemaba y con el humo se iban, desaparecían los miedos.
-¿En serio?
-Síííí.
-¿Y vos qué escribiste? ¿Cuál era tu miedo?
China reprimió una sonrisa antes de develarlo. Satisfecha con su respuesta, sabiendo que de alguna manera era correcta, pero sin sentir aquello.
-Fantasmas... No sé si le tengo miedo a los fantasmas... –como diciéndome "había que escribir algo. Todavía soy chica como para tener tan en claro aquello a lo que temo".
Nota a mí misma: así como las invito a identificar sus deseos, debería pensar en invitarlas cada tanto a identificar sus miedos. Hace poco leí: "no puedes perderle el miedo a algo si no hablas de ello".
El caso es que toda la situación (léase: aquel ejercicio, aquel entusiasmo que hija acusaba, la ceremonia por celebrarse) terminó invitándome a mí hacerlo.
¿Por qué no juego a identificar mis miedos?
Así fue como el sábado por la noche, mientras China, su hermana y su padre participaban del gran evento, me hice un hueco en casa para acompañarlos a la distancia.
Me encontré escribiendo en un papel 5 miedos. En pequeños trozos que luego quemaría, fosforo en mano, sobre la bacha del baño.
Quise ser espontánea pero, a diferencia de hija, temí ser trillada. Por suerte, pude desoír aquel temor a ser trillada (nos repetimos porque esencialmente somos lo mismo) y mantenerme sincera.
De alguna manera, comparto su miedo.
También le temo a (mis) fantasmas.
¿Cuáles son mis fantasmas?
Desamor, Rechazo, Escasez, Muerte y Sufrimiento.
Me gustó ver la llama consumiendo aquellos papeles... derritiéndolos.
Sentí la magia del fuego. Literalmente.
Y sentí muchas ganas, por qué no, de proponerles el juego a ustedes.
¡Ah, sí ya lo habíamos hecho!
Y está claro que un fuego físico no quema un miedo (seríamos todos incendiarios), pero bienvenida toda puesta en acto simbólica que le dé un empujoncito al proceso.
¿Se animan a tirar UN MIEDO a nuestra fogata?
La tradicional fogata del colegio. Quemando una pirámide de monstruos con ''miedos'' pegados

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