Fusiones

Entre hombres y mujeres, entre mujeres y mujeres, en todas sus variables.

Hay muchas variables a ajustar e implica, necesariamente, renunciar a algunos asuntos y ceder algunos otros.

Además de las "pequeñas" (pero no menos potenciales motivos de conflicto) cosas, como las explosivas combinaciones "orden-desorden", "dormilón-madrugador", "bichero-anti mascota", hay algunas bastante más serias o GRANDES cuando de fusiones se trata.

Dentro de este segundo grupo, hay una que lidera la lista (junto con alguna otra, cabeza-cabeza): El Dinero.

Nicolás y yo éramos económicamente solventes antes de conocernos.

Cuando decidimos casarnos y hacer un "merging" de nuestras vidas, acordamos que íbamos a manejar una cuenta única. Y esto es: tenemos una cuenta en el banco y cuando cobramos, lo depositamos ahí.

Tenemos un monto fijo que ahorramos y otro monto, (bastante claro también) de gastos fijos.

Pocas son las veces en las que hago las cuentas de cuánto ganó él y cuánto yo (bueno, lo segundo me lo sé, claro. Pero no hago la diferencia a ver cuánto aportó Nico ese mes).

En la cuenta hay acumulado lo que llevamos ahorrado, por lo que cada mes, cuando cada uno agrega su sueldo, habría sacar un extracto y un resumen de movimientos, para saber exactamente cuánto depositó. Bien, no lo hago. Y me consta que él tampoco.

No me importa quién gana más. Los dos generamos ingresos que varían de mes a mes.

Y no es fijo quién aporta más que quién. Creo que ni a N ni a mí es un tema que nos quite el sueño.

Si nos separáramos, esa cuenta se dividiría en dos, y ya.

No existe un historial de aportes, ni nada.

Así nos funciona, y así es que nunca fue un problema entre nosotros.

Ahora, hay otro "fondos" que también se fusionan cuando uno junta su vida con la de otro: la biblioteca y los discos.

Con el primero, tuvimos y tenemos serios conflictos.

El segundo dejó de ser fuente de luchas desde el surgimiento de Napster.

Haya paz.