¿A que pensaban que este día nunca iba a llegar?
El viernes mi papá leyó el posteo, llamó a mi abuela por felicitarla por la participación en el blog, y le comentó que yo había puesto que el mayor atractivo de la quinta era poder casarnos el 21 de diciembre. A lo que mi abuela contestó "¿Cómo 21 de diciembre? Tengo la casa alquilada por el verano!! ".
En fin, la opción quinta se desmoronó en un plis plás, porque además realmente no pasó la prueba de la planillita. La carpa y el DJ solitos ya me salían lo mismo que el alquiler de un salón. Así que adiós quinta.
Depresión. Vuelta a las bases. Nacho y yo nos sentamos a pensar y decidimos volver a mirar todos los presupuestos que nos habían pasado, y comparar. Y descubrimos que lo que al principio nos parecía caro ($15.000 un salón pelado, qué horrorrrr!!) hoy nos parece que está ok, o por lo menos, de acuerdo con los valores del mercado.
Reevaluamos lo que pensábamos gastar (porque bueno, si tenemos suerte es una sola vez en la vida, y además nuestras familias nos ofrecieron ayudar, cosa que no habíamos tenido en cuenta), y nos decidimos por un salón. El Ombú (el más chiquito y acogedor de los de Finca Madero) nos cerró a los dos, porque la parte de afuera es muy linda pero si llueve tiene galería, y porque el menú suena tentadorsísimo y dentro de todo no tan caro. Todavía tenían libre la fecha del 28 de septiembre (mucho más barata que diciembre), así que nos decidimos y lo señamos. Listo. De golpe. Chau tema.
No sé si es lo que me había imaginado cuando empezamos a buscar, pero es una buena opción. Y lo más importante es que el salón no es rígido: nos dejan cambiar el menú, armar nosotros la decoración y los tiempos de la fiesta, hacer ahí mismo la ceremonia, y básicamente, hacer lo que nosotros queramos. Y eso está bueno. Que nos organicen un poquito y contar con las instalaciones, baños, grupo electrónico, etc, pero que sigamos pudiendo armar nuestro casamiento como nosotros queramos.
¿Y saben qué? Me voy a casar con Nacho, y estoy feliz. Qué suerte que ya tenemos dónde, así ya puedo empezar a organizar CÓMO, o sea, la parte divertida. Ahora empieza la joda.
PD: Faltan 167 días. NADA. De repente me puse un poquito nerviosa. Cuando me digan señora por la calle van a tener razón y no me voy a poder enojar. Malísimo.
PD2: Ayer fui a un cumpleaños y todos los presentes comentaban que ya habían salido en el blog en alguna foto o anécdota. Yo les aclaré que al principio pedía permiso (esa costumbre me duró, ponele, tres posteos) y ahora asumo que, por el sólo hecho de ser amigos míos, saben que en algún momento aparecerán en el blog, y dan su consentimiento. Amigos queridos: por si no sabían esto, lo dejo por escrito. Ya está. No hay tu tía.
PD3: Ahora de repente me quedo sin amigos. Se acorta la lista de invitados, ahorramos un montón de plata y nos vamos de luna de miel a Hawai. O a la Polinesia. Voy a empezar a escrachar amigos en el blog. Si salíste en una foto sacándote un moco, va al blog. Si te agarré borracha cantando karaoke, va al blog. En video. Odiame. Yo me voy a La Polinesia.
PD4: Va un video con más salones. El último en su especie.
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