*Texto publicado por Flopi84, comentarista del blog. "Un hijo te cambia la vida", escuchaba que decían algunas personas cuando era chica, sin saber a qué se referían.
Yo no quería tener hijos, me parecía que, tratándose de algo "para toda la vida", era muy difícil de llevar, no había vuelta atrás y te consumía todo. Entonces me preguntaba: "¿por qué tanta gente quiere tenerlos? ¿Será porque necesitan sentirse útiles? ¿O porque quieren ocupar su tiempo?"
Aclaro que mi infancia fue muy feliz. Pero mis padres se desvivían por darnos todo, siempre tan preocupados por nosotras, tan deseosos de que estemos bien, hasta dejándose a ellos de lado. "¿Para qué un hijo, si se deja tanto de uno mismo?"
Un día mi hermanita menor nos contó que estaba embarazada y los pensamientos de "se cagó la vida" y "¿ahora qué hacemos?" fueron los primeros que se me vinieron a la mente. Tardé en ver esa panza, en aceptarla, en ver los movimientos, en hablarle, pero finalmente lo fui haciendo, un raro sentimiento se fue apoderando de mí.
Y el día del parto sentía terror de que le pasara algo malo a mi hermana, de que se complicaran las cosas; ella sufría, todos sufríamos. "¿Cómo te metiste en esto?", seguía pensando hasta que en un momento, adentro de la incubadora, apareció Andrés, mirándonos sorprendido, no entendiendo nada. "¿Que hago acá? ¿Quiénes son ustedes?", nos decía con su cara.
"Un hijo te cambia la vida", yo todavía no tengo hijos, pero desde el día que llegó él pude entender a lo que se referían. Si antes tenía luz, ahora tengo un sol, si tenía alegría, ahora SOY feliz, pienso en él y se me dibuja una sonrisa, un calor sale de mi pecho y explota transformándose en miles de colores.
Y no es mi hijo.
Si se siente esta explosión de amor por un sobrino, ¡lo que se debe sentir por un hijo!
También cambió mi vida en otros aspectos: cambió la relación con mi hermana. Mi hermana, esa criatura con la que peleaba y jugaba de chica, esa persona a quien yo, como hermana mayor, tenía que enseñarle sobre la vida, me enseñó y enseña cómo es ser madre. Me enseñó que sí hay miedos, pero es mucho más fuerte el amor, la necesidad de expresarlo, de contarlo, de volcarlo. Me lo demostró con hechos, con miradas.
Y no sólo me lo hizo saber una vez, sino dos, con Daniel.
Y en estos últimos casi cinco años, sigo siendo chica pero con más edad, mi vida dio un vuelco, mis pensamientos son diferentes. Saber que se puede, saber, además, que se tiene a alguien al lado que acompaña en el sentimiento (mi novio), que va a ser un excelente padre, con lo justo de estricto y de amigo, y saber que juntos podemos traer a un niño que simbolice el amor que sentimos, me quita todas las dudas que tenía al principio.
Cuando ustedes eran chicos, ¿pensaban en tener hijos? ¿Cuándo y cómo fue que decidieron tenerlos? ¿Cómo fue hablarlo con su pareja? ¿Qué sintieron cuando se enteraron que iban a ser padres? ¿Cómo sintieron ser tías/os?
Ilustración by Dinus. ¡Gracias!
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