Iguazú, de estreno

Soñar no cuesta nada, y pensar en un lugar como éste, de más de cinco estrellas por calificarlo de alguna manera, cuenta con la tentadora atracción de visitar los magníficos saltos y otras propuestas.

Un vuelo de LAPA, entre otras compañías, nos puede traer a este destino, donde el hotel marcó, sin dudas, un punto de inflexión en la vida de Iguazú.

Inaugurado recientemente representa una propuesta de jerarquía, cerca de la ciudad brasileña de Foz do Iguazú.

Fueron invertidos más de 20 millones de dólares en su construcción y hoy, con sus 12.500 metros cuadrados, en armonía, con el verde tropical, ya está inscripto entre los mejores establecimientos de su tipo, en el país. La elegancia habita en sus diversos ámbitos. Todo el mundo puede encontrarse en él y vivir como un rey. Eso sí, hay que estar dispuesto a pagar por lo menos casi 300 pesos por dormir y desayunar. Cuenta con tarifas un poco más económicas para grupos que previamente han convenido su alojamiento (54 757 22500).

Desde algunas de las 60 confortables habitaciones, en tres niveles, se puede admirar la tupida vegetación misionera y olvidarse de todos los problemas.

A pesar del poco tiempo de vida, el restaurante es ya un clásico en Iguazú con los menús del chef Jacinto Miranda. El plato de surubí es insoslayable. El quincho La Terraza ofrece el toque local en especialidades a la parrilla.Todo funciona bajo la supervisión del gerente de operaciones del hotel, Juan Francisco Pérez Bretón. Por la noche la actividad se traslada al casino, con estilo europeo. El hotel roba espacios en la memoria y atrae para volver.

Julio Aguirre Chaneton