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José: el pibe más lindo con el que dormí (por peluda)




Arranqué a hacer un posgrado, después de volver de México. Todavía pensaba que Ulises iba a aparecer, al menos una vez, en Buenos Aires. Pobre ilusa.
También y casi al mismo tiempo empecé a laburar en producción en una radio informativa. Corría de un lugar a otro. Iba a la facultad de martes a viernes, de 9 a 4 de la tarde y trabajaba de 6 a 12 de la noche en la radio. Mi vida era caótica.
El primer día de clase, lo ví y me quedé estupefacta. Era hermoso. Buena sonrisa, lindas facciones, simpático. Me agarró una tara, sólo podía mirarlo a él. No sé si al resto del mundo le pasa, pero cuando me gusta alguien –sin querer- lo acoso. Y eso pasó con José, lo acosaba día tras día. Al poco tiempo llegó la primera fiesta y ahí me di cuenta de que no era la única interesada en él. La mitad del curso moría por José (y como para no). Eran casi todas más chicas que yo y lo habían "cantado", José es mío había dicho Mariana, a mí no me parecía justo. Esa noche vino acompañado por una mina muy linda, se llamaba Camila, y era LA NOVIA.
Nadie había ido con novia, sólo él. La muerte. El posgrado duraba un año y en ese tiempo nos hicimos amigos. Yo no paraba de mirarlo y él le había dicho a una compañera que yo le parecía la mina más interesante del curso, pero que estaba con Camila. Maldita mala suerte, pensé. Más allá de eso, teníamos una relación copada y siempre nos quedábamos charlando.
Había otro que me buscaba, se llamaba Mariano y no estaba mal. Quizá era demasiado flaco, pero era abogado y venía de traje y la verdad estaba muy bien así lookeado. Era loca la dinámica que se establecía: yo miraba a José, Mariano me peleaba a mí. Y así llegamos a fin de año… yo ya casi había perdido las esperanzas de que José dejará a su novia hermosa y perfecta y se fijara en mí, entonces había empezada a centrarme en Mariano.
La cosa es que con Mariano estábamos cada día más cerca, hasta que… apareció Rosario, una minita que acababa de romper con su novio y quería comérselo al trajeado.
-Olivia, me pongo celosa de cómo te habla Mariano.
-¿Qué?
-Sí, a mí me gusta.
De vuelta, tenía el problema de las chicas que cantan pri. Todos sabían que a mí me gustaba Mariano y que pasaba algo ahí, pero… me abrí, la vi ganárselo. Él me seguía buscando, yo estaba indignada y ella feliz.
Vino la fiesta de fin de año. Mariano me peleaba, la minita lo pretendía y José andaba por ahí. Yo me dediqué toda la noche a besar a un N.N. que no sé bien de dónde salió. Cuando me separé de él no quedaba nadie, sólo José con su amigo inseparable Facu.
Salimos y Facu se fue con una chica. Quedamos José y yo.
-¿Querés que te lleve?
-¿En moto?
-Sí, ponete el casco.
-¡Estás loco!
Estábamos los dos muy borrachos. Me invitó a la casa, vivía solo y al otro día teníamos que estar muy temprano en la facultad. Fui. Llegamos al departamento y nos pusimos a charlar hasta que me dijo: "veni, vamos a dormir". Nos tiramos en la cama, yo tenía unas medias cancán con un vestido y me acosté así; él se sacó el pantalón, la remera y se quedó en calzoncillos [Además de ser perfecto de cara tenía muy buen lomo y un culo escultural].
-¿No te vas a sacar la ropa?
-¿Te parece?
-Sí, dale, sacate la ropa.
(Tenía los pelos más largos del planeta tierra en mis piernas y cavado, entonces me resistí)
-(Risas) Estoy bien así...
- ¡Dale, sacate la ropa!
Insitió varias veces y yo me moría por dentro, estaba en la casa con el bombón ese semidesnudo a centímetros y no podía sacarme la ropa por desprevenida. Tampoco di el primer paso, me dormí. Todavía me pregunto cómo al menos no me lo comí.
Al otro día sonó el teléfono muchas veces, José se despertó y me dijo: "Oli, ¡vamos!. Lo miré y me reí, pensé que iba a tener otra oportunidad -pobre ilusa, de nuevo-. "Era Facu que lo llamó la prima para ver si sabía dónde estabas vos", me dijo José, con cara de recién levantado. Me había olvidado de avisar en mi casa que no volvía a dormir y la cadena humana de llamados por teléfonos comandada por mi viejo había terminado en Facu.
Nos vestimos, me subí a la moto y llegué a la facultad sintiéndome una heroína (a medias, ¡había estado sola en la casa con el pibe más codiciado en bóxer y me había tenido que dormir por peluda!)
¿Alguna vez les pasó tener que decir que no porque no estaban depiladas?
Ahora, les toca a ustedes. Ayer tuve un problema personal y no pude postear… pero tengo una propuesta para la que tenga ganas de compartir su historia más loca, más importante, más escatológica… Mándenmela por mail a oliviadelmonton@gmail.com y pronto será publicada.

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El final: gracias y hasta luego

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