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Kevin Johansen: "Uno educa en silencio, uno educa siendo"




Basta que se mencione su lugar de nacimiento (Fairbanks, Alaska) para que se sepa de qué artista argentino estamos hablando.
Hijo de una madre argentina, profesora de Letras, y de un norteamericano "buscavidas", según su hijo lo llama, que frente a la guerra de Vietnam se abstuvo de participar y fue enviado a Alaska a cumplir tareas burocráticas para el Ejército norteamericano.
Fruto de una coordenada de encuentro atípica y creador de un universo artístico propio. Músico y cantautor des-generado, como él mismo se define.
A punto de lanzar su octavo disco con The Nada, "Songs & Canciones", un compilado de las mejores canciones, en el país que lo vio nacer y criarse hasta sus 11 años.
Y como si lo anterior fuera poco, padre de cuatro: de Miranda (17), Kim (11), Tom (7) y de Roy, recién nacido.
"Dormí poco", me dijo apenas vio la cámara, y se puso los anteojos. Foto: Inés Sainz

"Dormí poco", me dijo apenas vio la cámara, y se puso los anteojos. Foto: Inés Sainz

-Se suele decir que tener hijos seguidos facilita la crianza porque "se los cría juntos". ¿Vos sentís que el hecho de tener hijos en distintas etapas (una adolescente, una preadolescente, un niño y un bebé) te divide mucho como padre?
-Siento que es la que tocó. Pude disfrutar y transitar estas etapas, recapacitando sobre cada una con la venida de un nuevo hijo. Estoy disfrutando ahora tanto la etapa de la adolescente (Miranda), de la de 11 (Kim), del de 7 (Tom) y ahora de este nuevo hijo (Roy). Me parecen etapas tan diferentes y tan ricas… Sí, las transito, de algún modo, con un semi déjà vu, diciéndome: "uy, cierto, la de 17 también pasó por esto, como la de 11". O "uy, cierto, la de 11 también estaba en esa etapa donde las chicas y los chicos no se hablan o tienen mucha vergüenza como el de 7". ¿Viste que hay una etapa entre los 7, 8 y los 10, 11 que es como un vade retro con el sexo opuesto? Es muy curioso, como si fuera el preámbulo necesario para después entrar al ruedo de la interacción entre los sexos, ¿no? Pero sí, disfruto mucho cada etapa y lo vivo como... lo que fue saliendo.
-Fuiste papá por primera vez a los 33 años... y ahora acaba de nacer tu cuarto hijo a tus 50 años, ¿qué sentís que ganaste como papá de un bebé, y qué perdiste?
-No puedo pensar en términos de ganancia o pérdida... ¿Si uno aprende como padre...?
-Sí, se tiende a creer que con la experiencia uno tiene menos miedos y disfruta más, pero también podría pasar que uno pierda la fascinación o magia que sentía con un primer bebé...
-Siempre es mágico. Para mí siempre es mágico. Sí, se dice también que el primero sufre un poco más la inexperiencia de los padres, pero creo a la vez que el primero goza de una exclusividad única. Después los hermanos siempre están con alguien presente, el hermano mayor, la hermana mayor.
-¿Y cómo sos como papá?
-Me parece muy importante la palabra "compañero", "compañerismo", "acompañar". Tanto a la mujer en el embarazo, parto, como a los hijos. Quizás lo sienta así por mi historia personal, por no haber tenido un padre tan presente cuando era chico. Tuve ese déficit. Mis padres se separaron cuando yo tenía 5, 6 años. Después mi madre se casó en segundas náuseas con otro hombre. Eso implicó dejar de ver de a poco a mi padre. Después cuando vinimos a la Argentina a mis 11 años dejé de verlo hasta los 21 años… Y después fue no verlo hasta los 30. Y hablando con mi hermana Karina, yo decía: uno como hijo no pide mucho, pero pide una presencia que significa tenerlo a mano: che, está ahí el viejo; che, viejo, necesito tal cosa, tal otra... Valoro mucho esa presencia.
-¿Sos de cambiar pañales, de despertarte a la noche si el bebé está llorando y calmarlo para volver a ponerlo en la cuna... o duerme con ustedes?
-Sí, duerme con nosotros.
-¿Hacen colecho?
-(Se ríe de la expresión). Sí, semi colecho. También lo ponemos en la cuna. Hacemos un mix.
-Te preguntaba, ¿sos de pasearlo, de cambiarle los pañales?
-Hago todo... menos darle la teta. Obviamente la madre está más encima en la madrugada, a la demanda de la teta, pero yo descubrí la mochila con mi primera hija y como dicen los chicos de ahora, flasheé mucho cómo a los 2 meses la podía dar vuelta y que ella mirara también y viera los árboles, el cielo. Y yo flasheaba con su flash. A todos mis hijos los llevé mucho en mochilita. Primero mirando hacia mí y después de los 2, 3 meses, mirando hacia adelante.
Llevando a Roy en la mochilita

Llevando a Roy en la mochilita

-¿Le hablás a tu hijo bebé?
-Lo saludo, le canto o le cuento. Si está, como dicen en inglés, medio fussy (ñañoso), le canto o le digo lo que le voy a hacer. (Suaviza la voz). "Ahora te voy a dar un chirlo" (risas). No, le digo: "ahora te estoy cambiando el pañal, te voy a poner esta cremita para que no se te paspe la cola, ahora te voy a poner un abrigo cómodo". Le voy relatando.
-¿Le cantás el arrorró?
-Le canto el arrorró porque se llama Roy, entonces le canto el arroRoy... (Risas). Cuando estaba en la panza le cantaba una nana en inglés que dice: Hush, little baby, don't you cry, papa's going to sing you a lullaby. Hush little baby don't say a word, papa's going to buy you a mockingbird. If that mockingbird won't sing, papa's going to buy you a diamond ring.
Es un juego de palabras. Papá te va a cantar una nana (...) Y papá te va a comprar un ruiseñor y si ese ruiseñor no canta, papá te va a comprar un anillo... y si ese anillo no brilla... y así. Es una nana que va circulando, muy linda, muy conocida la melodía. Mi vieja me cantaba el arrorró. Y a veces le canto el arrorró.
-¿Presenciaste el parto?
-Sí. Los cuatro partos.
-Si tuvieras que elegir palabras para describir ese primer minuto de vida, ¿cuáles elegirías?
-Vertiginoso, adrenalínico. Todas las palabras que conllevan mucha excitación. Taquicardia. Querer controlarte, controlar la situación, estar bajo control... y a la vez sentir que te sobrepasa, esa experiencia tan maravillosa te sobrepasa. Te atraviesa. Es tremendo.
Con esta foto le dio la bienvenida a su cuarto hijo en su cuenta de Instagram: Tom, Miranda, Lala, su mujer, con Roy en brazos, Kim y Kevin

Con esta foto le dio la bienvenida a su cuarto hijo en su cuenta de Instagram: Tom, Miranda, Lala, su mujer, con Roy en brazos, Kim y Kevin

-¿En qué momentos sentiste que la paternidad te pesó?
-Y ahora la etapa de falta de sueño es difícil. Imaginate, yo soy adorador y cultivador de la siesta (Risas). Y a la vez, cuando sos padre, sabés que hay cosas mucho peores que la falta de sueño. Yo siempre digo: "no es laburo ser padre, es mucha energía". Pasa que a veces energéticamente no estás tan predispuesto... y eso te pone a prueba. Te salta la térmica, le ladrás a tu pareja, tu pareja te ladra a vos... tenés menos pulgas.
-Y más allá de Roy.
-Nunca creo que me lo haya planteado así: "uy, cómo me pesa la paternidad". Es como decir "uy, cómo me pesa existir". Es tan una parte de uno y de tu vida, que sería decir "uy, cómo me pesa la vida"...
-Bueno, hay gente a la que le pesa la vida y lo dice.
-Sí, claro, la vida te puede pesar, pero pesa por su propio peso. (...) Los hijos implican mucha energía, pero en una milésima de segundo de una sonrisa, aunque tengas la ojeras pegadas y las lagañas de haber dormido 2 o 3 horas, te devuelven todo.
-Por tu trabajo viajás mucho, ¿te pasó de perderte ocasiones importantes por estar de viaje?
-La verdad, por suerte, muy poco. Antes me iba 2 o 3 semanas, una vez estuve cerca del mes. Fui dándome cuenta, con el devenir de los hijos, de que no podía, de que extrañaban, de que yo extrañaba. Por otro lado, mi trabajo es un trabajo que cuando estoy, estoy mucho. No tengo que irme de 9 a 5 a la oficina, estoy en casa, puedo llevarlo y traerlos al colegio. Ese beneficio es enorme. Pero sí, me di cuenta de que yo extrañaba. Al principio el límite eran 2 semanas. Después, ya hace un par de años, el límite eran 10 días... y ahora ya bajé a una semana. Ahora me tengo que ir 2 semanas a una gira por España en mayo y estoy tratando de acotarlo, me cuesta horrores pensarlo.
-Tu trabajo, por otro lado, tiene la singularidad de permitirte integrarlos, hacerlos partícipes a ellos. Podés escribirles canciones y también subirlos al escenario a que canten y toquen con vos...
-Ocasionalmente, cuando hacemos el "Fin de Fiesta" (recital para despedir el año), si quieren, sin ninguna obligación, cantan o tocan.
-¿Cómo se vive la música en la intimidad de la casa?
-Muy orgánicamente. No soy un músico fetichista con 20 violas de la misma marca y 20 equipos. Hay instrumentos dando vueltas, hay guitarras, charangos y todo tipo de instrumentos de cuerda, y un piano. Obviamente el entorno de mis hijos tiene un cariz musical y van hacia allá instintivamente, como iría cualquier chico, a tocar la batería, a cantar, tocar el piano, hacer algo con la guitarra. Los escucho mucho también, soy receptivo cuando me dicen: "che, quiero aprender canto o aprender tal instrumento". Recién ahí activo, pero no los presiono para llevarlos hacia ese lado.
Kim y Miranda arriba del escenario en La Trastienda el año pasado

Kim y Miranda arriba del escenario en La Trastienda el año pasado

-¿En qué aspectos te sentís estricto?
-No lo soy. Si me enojo, me enojo mal. Algún que otro chirlo he dado, pero mínimo. Mínimo. Algún coscorrón, como decía la abuela. La verdad es que disfruto mucho de la complicidad, de la amistad. Del padre con autoridad pero compañero de sus hijos... Otra vez esa palabra.
-Estricto en el sentido de exigente.
-No, para nada. Odio la frase "los límites son amor". Me parece una excusa para los padres fachos, para padres muy fanáticos del control. El que quiere controlar todo sufre mucho con la "invasión" de la presencia de los hijos. Yo la disfruto. Puedo poner límites, con más/menos vehemencia, pero para mí "límites no son amor".
-Polémico lo que decís.
-Sí, tengo un problema con eso.
-Bueno, límite no necesariamente es enojarse, sino decir: "esto no se puede".
-Sí, por supuesto. Pero no me gusta que tengan muy presente el tema o la palabra "límites" en mi casa. Tengo una frase que me gustó mucho, de García Márquez, de su grupo de Barranquilla que se juntaba en La Cueva, él había puesto arriba del bar: "aquí nadie tiene la razón", porque ningún amigo podía pontificar por sobre el otro. Y la puse en mi casa. Así que ahí ya me entregué.
-Hablás el inglés a la par del castellano. ¿Te importa pasarles a tu hijos el inglés como un idioma cotidiano... o dejás que lo aprendan en el colegio y ya?
-Me pasa un poco lo mismo que con la música. Podría haber sido más consciente del inglés, de pasárselos, pero no lo fui. Como soy absolutamente bilingüe, nací y me crié en Estados Unidos hasta los 11, casi 12 años, pero con una madre que estudiaba Letras y era políglota, que siempre me machacaba mucho el castellano. Quizás sea un poquito una cuenta pendiente pasarles el inglés hablado, no lo cultivé demasiado... pero ellos tienen la oreja entrenada, porque yo uso palabras sueltas en inglés, canto en inglés, hablamos de tal letra, me preguntan... y estudian su inglés en el colegio.
-Y hablando del inglés, ¿tu papá vino a ver a Roy?
-No, todavía no. Está bastante grande y es un fumador de toda la vida, entonces le cuesta mucho el traslado. Pero está en puerta un viaje, está pensando en venir este año, esperemos que se concrete.
-¿Sentís muy distinto tu estilo de paternidad en relación al de él?
-No sé cómo él me hubiera criado porque no estuvo físicamente muy presente. Es un recuerdo tan de infancia, tengo buenos recuerdos de él. Era un tipo cálido, amable, era bueno, algún que otro coscorrón recuerdo también (Se ríe). Pero tengo buenos recuerdos, creo que eso es muy bueno porque dicen que los primeros años son muy importantes en relación a los padres. (...) Y uno educa mucho con el ejemplo, uno educa en silencio. Uno educa siendo... todo el tiempo. Porque los hijos te ven y van a agarrar el tenedor igual que vos, o el vaso igual que vos… O van a gritar como vos, si sos gritón... O van a ser respetuosos de los demás, si vos lo sos.
Creo que en lo único en lo que sí hice contrapeso en relación a mi padre fue, como te decía, en relación a la presencia. Pero no es que sienta que está todo dado y todo hecho por estar, porque también hay que hacer cosas: ellos tienen pedidos. Y son hermosos los pedidos. Ahora, por ejemplo, la mayor quiere mirar conmigo películas de Hitchcock. Se quejaba porque muchas veces le digo -para divertirnos- que veamos una comedia, porque a mí me gusta mucho la comedia norteamericana y me gusta mucho verla reír... y el otro día me planteó: "dale, veamos películas buenas en serio". Ese fue el mayor contrapeso que quizás a consciencia sí fabriqué: estar presente para mis hijos. Algo que suple lo que a mí me faltó. Y a veces me veo emocionado en situaciones y me digo: "qué ridículo que soy, estoy llorando como si estuviera en una película de Disney cuando te ponen la música triste", que a la vez me pasa: lloro cuando me ponen la música triste en la película de Disney. Me han lavado el cerebro (risas). Y mis hijos se ríen de mí.
-¿En qué situaciones te emocionás?
-Me puedo emocionar un domingo a la mañana si estamos abrazados leyendo algo... O dibujando juntos. O cantando... o riéndonos. Cuando Roy era recién, recién nacido, hace un mes, no tendría más de 3, 4 días, vino Miranda con 3 amigas, estaban en su cuarto, estaba Kim, estaba Tom, estaban todos en el cuarto de Miranda con Roy, Roy en silencio, ella las amigas... todos lo miraban fascinados y a mí me dio una cosa... me dio una emoción. Sí, me emocioné. Me emociono fácil.
-Alguna vez te escuché decir que fantaseabas con lo que tu mamá (fallecida en febrero del 2002) te diría. ¿Qué creés que te diría tu mamá en este momento de tu vida?
-La extraño tanto... (Se emociona). Yo creo que estaría muy contenta. Era muy divertida, era muy dual. Una mujer que estaba buscándose todavía a sus 60 años, y a la vez muy intelectual... Estoy llorando mucho. Era una mina muy rica, intensa y que no la pasó muy bien (Se toma una pausa). Me hubiera gustado que la pase mejor... Muy brillante y muy divertida... Muy divertida... (Se queda en silencio). Me puse a llorar porque pensé lo lindo que la pasaría...
-¿Ella?
-Sí, te da pena, ¿no? Cuando uno no puede compartir con su mamá... Mis 2 hijas mayores prácticamente no tuvieron abuela. Te da ternura cuando se enganchan con las madres de las parejas y las abuelas del corazón... pero bueno... la vida... la vida... (Sonríe). Dormí poco.
-¿Y qué te estaría diciendo ella?
-No sé si me diría algo. Si bien era una persona de Letras, no era muy buena con las palabras. Me hubiera dicho con los ojos, con su disfrute me hubiera dicho: "qué bueno... qué bueno".
-Gracias, Kevin.
Oh my love, my love, dedicado a Tom:
PD: ¡Muy buen fin de semana largo! ¡Felices Pascuas! Como siempre, para contactarse por privado o por taller "Un cuerpo que dicta", me encuentran en FB

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