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 • HISTORICO

La barra no tan brava de las Olimpíadas

En la zona oeste de Río de Janeiro, bendecida por 20 km de playas, Barra de Tijuca estuvo histórica y orgullosamente separada de la ciudad. Ahora, como sede del Parque Olímpico, la Miami de Río se integra con una flamante línea de metro, más hoteles y otras novedades


Desde el Grand Hyatt, un hotel con tres buenos restaurantes y una mejor vista de la Laguna de Marapendi y la playa de Barra de Tijuca

Desde el Grand Hyatt, un hotel con tres buenos restaurantes y una mejor vista de la Laguna de Marapendi y la playa de Barra de Tijuca - Créditos: Gentileza Grand Hyatt



RIO DE JANEIRO.- Muchos cariocas no consideran Barra de Tijuca parte de Río de Janeiro. Cercada por los macizos de Tijuca y Pedra Branca, la Barra -como es familiarmente llamada- se ha vuelto famosa por sus casi 20 kilómetros de espléndidas playas, y la concentración de shoppings y modernas torres residenciales de cuestionable gusto arquitectónico.
Pero lo que más destaca al barrio de la Zona Oeste de Río es el espíritu independiente de sus habitantes, que se enorgullecen de estar separados del resto de la ciudad...hasta ahora.
Epicentro de las actividades deportivas de este año con la construcción del Parque Olímpico en el antiguo Autódromo Nelson Piquet, Barra está en pleno proceso de ajuste, en busca de su nuevo papel como parte de Río gracias a la llegada de la nueva línea de metro ideada para los Juegos Olímpicos, que la conecta con Ipanema a través de paradas en Leblon, São Conrado/Rocinha, y, en el futuro cercano, también Gávea. Para los barrenses, esclavos del auto o el colectivo, el metro significará un alivio a la hora de trasladarse a trabajar o divertirse al Centro o las Zonas Sur y Norte, aunque muchos temen una "invasión" en sus exclusivas arenas.
La estación Jardim Oceânico, que ahora conecta al barrio por metro

La estación Jardim Oceânico, que ahora conecta al barrio por metro - Créditos: AFP

Lo cierto es que el metro promete revolucionar esta área desarrollada en los últimos 30 años con la ayuda de las tres nuevas líneas de metrobus BRT's (bus rapid transit): TransCarioca (que une el barrio al Aeropuerto Internacional Tom Jobim-Galeão), TransOeste (hacia Santa Cruz) y TransOlímpica (un enlace con el complejo olímpico de Deodoro). La esperanza es que se descomprima también el terrible tránsito en las principales vías de acceso a Barra: la Avenida de las Américas, que la cruza transversalmente; la Avenida Lúcio Costa, a lo largo de la extensa costa; y las avenidas Ayrton Senna, Salvador Allende y Embaixador Abelardo Bueno, en el interior.

La playa más badalada

Apodada la Miami de Río, el frente de Barra se caracteriza por sus lujosos condominios y hoteles delante del Océano Atlántico, con tres grandes lagunas detrás: Tijuca, Marapendi y Jacarepaguá. Si bien bañarse en sus lagunas no es recomendable por la contaminación con aguas cloacales y la peligrosa presencia de yacarés, el mar ofrece muchas propuestas.
Al principio de Barra, en el sub-barrio de Jardim Oceânico -hasta donde llega el metro-, entre los Postos 1 y 2, se encuentra la playa de Pepê, la más badalada (movida) de la región, preferida por los jóvenes y adeptos al kitesurf. Le sigue luego la playa de Barra de Tijuca propiamente dicha, hasta el Posto 8, copada por familias cariocas y turistas. Ya después están las más tranquilas arenas de la Reserva. Y más hacia el Oeste, aunque no pertenecen exactamente a Barra, se suceden las playas de Recreio dos Bandeirantes, Pontal y Macumba, repleta de surfers. Pocos kilómetros adelante se hallan las paradisíacas Prainha (favorita entre los surfers más experimentados), la nudista Abricó (única de su tipo en Río), y la más agreste Grumari.
A lo largo de la orla hay numerosos hoteles, algunos clásicos como el Sheraton Barra y el Windsor Barra, otros más nuevos como el Windsor Marapendi, el Windsor Oceánico, el Blue Tree Premium Design, el económico Ibis o el Trump Rio de Janeiro, que no se sabe si estará listo a tiempo para los Juegos Olímpicos. Pero sin dudas, el que más llama la atención es el elegante complejo del Grand Hyatt, que con sus tres restaurantes (Tano, de cocina italiana; el japonés Shiso, y el brasileño Cantô), un bar inspirado en los diseños de Roberto Burle Marx, piletas y espectaculares vistas tanto hacia el mar como hacia la Lagoa de Marapendi, se ha vuelto un destino en sí mismo para locales y visitantes.
La oferta hotelera en la región se expande mucho más allá de la costa, con nuevos emprendimientos de las cadenas Hilton, Mercure y Marriott, muy cerca del Parque Olímpico, entre el centro de convenciones RioCentro y la Avenida Ayrton Senna.
De la mano de las Olimpíadas también vinieron nuevas oportunidades de comercio a la zona, que ya cuenta con 14 grandes shoppings y numerosas otras galerías comerciales más pequeñas. A los tradicionales BarraShopping (el más grande de Río, con populares marcas como Gap, Forever 21, Sephora, Osklen, Havaianas y Salinas), New York City Center (reconocible por su réplica de la Estatua de la Libertad), el Rio Design Barra y CasaShopping (especializado en negocios de decoración y artículos para la casa, incluida un megastore de Tramontina), se le sumaron en los últimos tiempos el Metropolitano Barra (al lado del Parque Olímpico), y el exclusivo Village Mall (con tiendas de alta moda como Burberry, Cartier, Carolina Herrera, Ermenegildo Zegna, Gucci, Hugo Boss, Luis Vuitton, Michael Kors, Prada y Tiffany & Co., además de la primera Apple Store de América latina), que posee una fantástica terraza para disfrutar del atardecer entre los morros vecinos.

Sabores familiares

Desde el punto de vista gastronómico, los centros comerciales son los que concentran la mayor parte de los mejores restaurantes de Barra, con ejemplos como Naga, Le Vin, Pobre Juan, CT Brasserie, Cozinha Artagão, Madero, La Mole, PJ Clarke's, Sarafina, The Fifties, Fogo de Chão, L'Entrecôte de Paris, Mamma Jamma, P.F. Chang's, Gula Gula y Manekineko; para los argentinos con saudades, también están La Cabrera, Havanna, Freddo y Las Empanadas.
Sin embargo, vale la pena explorar otros lugares como la Ilha da Gigóia, a la que se accede a través de unas pintorescas barcas y donde es posible comer en Laguna, Nautika, Capriccio o en los más informales bares Casi, Cícero y Caiçara; el vecino barrio de Itanhangá, frente al Golf Club, con el excelente Pomar Orgánico y el restaurante-vivero-mercado de artesanías de Chácara Tropical; o adentrarse en el Jardim Oceânico, un mundo aparte... Allí hay tres alternativas bien definidas: los kioscos sobre la playa (con la legendaria Barraca do Pepê y el nuevo Quiosque Atlántico, de lo mismos dueños argentinos de la porteña Florería Atlántico), la Avenida Erico Veríssimo (donde los grandes Gero, Bráz, Paris 6, Padano y Balada Mix), o la siempre vibrante Avenida Olegário Maciel (con lugares para todos los gustos, entre los cuales se destacan el mexicano Guacamole, la Boulangerie Carioca, la pizza de Vezpa, las hamburguesas de TT Burger, el mercadito de Deli Delicia, los jugos y sándwiches de Bibi y Big Polis, o las cervezas y caipirinhas de sus innumerables bares).
Ya esparcidos por el resto de Barra están el restaurante por kilo Frontera, el peruano Cuzco Restôbar, el Toca da Traíra, especializado en pescados y mariscos, el Outback Steakhouse y el italiano Fratelli. Opciones para comer no faltan.
En cambio, si se trata de alimentarse culturalmente, en Barra hay poco para deleitarse. Una parada obligada es la imponente pero desaprovechada Cidade das Artes, frente a la Terminal de Buses Alvorada, que ofrece conciertos, obras de teatro y exposiciones de arte; durante los Juegos presentará la muestra Cidade Jacaranda, con obras de reconocidos artistas contemporáneos brasileños como Carlos Vergara, José Bechara, Iole de Freitas, Vik Muniz y Angelo Venosa. En el límite externo del barrio, el Museo Casa do Pontal, tiene una maravillosa colección de arte popular brasileño. Y casi llegando a Guaratiba, una excursión cercana sumamente gratificante es el Sitio Roberto Burle Marx, casa-quinta-taller-centro de exploración botánico del que fuera uno de los más originales artistas-diseñadores-paisajistas de Brasil, célebre por idear los dibujos en piedras portuguesas del calçadão de Copacabana.

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