El viernes pasado la orquesta Hypnofón dirigida por Alejandro Terán se presentó en el Centro Cultural Recoleta. Junto a Invitados como Erika García, Los Súper Ratones, Leo García, Carlos Casella y Juanchi Baleirón interpretaron temas de "The Beatles" con diferentes ritmos y una historia que ubicaba a los cuatro de Liverpool en un viaje imaginario y musical por Argentina y Paraguay.
Concierto de Hypnofón en el marco del BAFICI.
Fue una maravilla poder escucharlos ¡Sonaron increíble! Y entre todos ellos el maestro de ceremonias Diego Reinhold aportó su histrionismo para presentarlos. Cuando terminó el show me acerqué a él para recordarle que teníamos una entrevista pendiente. Desde el año pasado, cuando lo escuché hablar de sus ideas sobre el veganismo, me había parecido una persona interesante para conocer.
Muchos lo ubican por su trabajo como humorista y actor. Fue durante algunas temporadas uno de los números más graciosos de "Cómico Stand Up", pero también participó en comedias musicales como "Locos Recuerdos" y "Mina che cosa sei", con Elena Roger.
Nos encontramos el domingo en una confitería de San Cristóbal. A pesar de ser conocido en el ambiente, nadie se dio vuelta para mirarlo ni se acercó para pedirle una foto o un autógrafo. Le pregunté si se daba cuenta de que era probable que eso cambiara dentro de poco, cuando empezara a competir en "Bailando por un sueño". Sonrió y dijo que sí, aunque alguna vez hubiera renegado de esas cosas. "El Diego de antes odiaba ser famoso. Tal vez haya llegado el momento de aceptar la popularidad y que esto sea parte de algún intercambio".
Dice que recién ahora –a partir del año pasado– está empezando a disfrutar, que dejó de trabajar y por eso tiene más tiempo, porque antes se sentía presionado por el dinero que ganaba. Abandonar un éxito le generaba culpa hasta que entendió que los picos de estrés venían con los mandatos y las estructuras. Entonces renunció y cambió su manera de pensar.
-Ya no necesito tener tanta ropa ni viajar, no quiero tener vacaciones. Toda mi vida necesité, me programaron para eso. Es un concepto cruel, los chicos no tienen que descansar de nada, tienen que disfrutar todo el año, tienen que vivir. Yo no trabajo más. Ahora estoy practicando no trabajar. Disfrutar de todo y pedir la plata que yo quiera pero eso no es trabajar. Eso es divertirme y en todo caso, trabajarme, hacer de esto una experiencia.
Entre ensayos, el musical Bulebú y su participación en Rococó , no le queda mucho tiempo libre pero él insiste, no es trabajo. Tengo enfrente a un comunista que cuestiona el sistema y la propiedad privada. Un existencialista que habla de la libertad y de nuestra responsabilidad con respecto a lo que nos rodea. Le gusta escandalizar. Diego Reinhold es, ante todo, un artista. Sabe que provoca a través del arte y sus ideas. Asume ese papel, y lo interpreta. Pero va más allá, no vive sólo para el público, la búsqueda está motivada por otra fuerza.
-La gente no va a dejar de trabajar pero tiene que dejar de estar anestesiada, de hacerlo sólo para llenar el estómago. Dicen "me voy a trabajar, no tengo vida". Y es re loco, sí tenés vida. Tiene que ser algo orgánico, nacer de la propia persona todo el tiempo. Hacer de la vida una experiencia completa, darse la oportunidad de no comer por dos años. Satisfacer el estómago es como coger todo el día, no llena eso. Lo que ocurre alrededor tuyo es un mundo que existe para que vos lo transites, tenés abundancia a tu alrededor.
-No podemos saber si eso funciona, nunca pasó antes. ¿Cómo hace una persona en una villa para verlo? –le pregunto.
-Tampoco sé si lo ven las personas que tienen mucho dinero, preocupados por mantener lo que tienen. La sociedad va hacia una transformación. Creo el cambio se hace a través de la política y la militancia que implica generar nuevos paradigmas o una vanguardia de pensamiento. Así como pasamos de monarquías a repúblicas.
-¿Qué te interesó del Partido de la Red ?
-La posibilidad de que la mayoría decida todo y que se mueva como una dinámica de Estado pero global, que seamos responsables todos. El Partido de la Red acelera todos los procesos, la red va a venir ahora o después.
El Partido de la Red es una nueva propuesta política que plantea que todos podamos votar leyes a través de un representante en el Congreso y el uso de una plataforma online.
Mientras en la tele dan un partido y anochece afuera, nosotros hablamos sobre un despertar de la conciencia.
-¿Cómo fue que decidiste ser vegano?
-En algún momento fui vegano estricto pero ahora no. Hago una militancia del Veganismo sin practicarlo completamente, admiro a quienes lo practican, es muy difícil. En casa no consumo, ni tengo esos productos en la heladera. Pero estoy acostumbrado a otra cosa y es una lucha conmigo mismo. Yo siento que desperté a un estado de conciencia hace algunos años, evidentemente estoy en un proceso de cambio, como si me estuviese juntando con algo más grande, ese algo soy yo pero en otro plano. Ya no me veo separado de las cosas, tengo cierta percepción de separación pero me empezó a vibrar que lo que hago para afuera me lo hago a mí mismo.
Hace tiempo que reflexiona acerca del veganismo como una cuestión filosófica. Así como en la historia de la humanidad admitimos matanzas justificadas a través de las teorías dominantes de la época, algún día –tal vez– cambiemos nuestras ideas acerca de los animales.
-Cien años atrás la antropología decía que no había humanidad en los esclavos, en los aborígenes, en los negros. Había zoológicos humanos. Cómo es que abrió la mente en que hay humanidad en el aborigen y no en los animales. Un día nos vamos a despertar de eso como nos despertamos de la esclavitud y nos vamos a dar cuenta de la locura que hicimos y nos va a dar vergüenza. Porque encima no matamos para comer, matamos para ganar plata. Porque si la carne baja, la tiran. Es un proceso financiero, son abstracciones. No es una cuestión biológica ni religiosa. Hoy no existe el crecimiento sustentable.
Créditos: Archivo La Nacion
En esa búsqueda personal, Diego Reinhold quiere incorporar sus partes oscuras y saber para qué están. No resistir las enfermedades, sino entenderlas. Ya no come carne, no la desea aunque no sabe qué puede pasar en el futuro. En un caso extremo lo haría.
-En ese sentido veo que está permitido matar y provocar daño. De hecho lo vengo haciendo hace mucho tiempo. Algo de eso vive en mí, en realidad es una pelea conmigo y no con los que matan animales, es esa parte de humanidad que llevo y que estoy trabajando. No me parece mal matar un animal como no me parece mal matar una persona, lo que no me parece es hacerlo inconscientemente. El hecho de saber que vos sos vos en el otro y que si matás te estás matando a vos mismo. Entiendo que la carne hace mal, pero yo me he drogado un montón y eso también hace mal. Cada vez tengo menos respeto por la vida, yo siento que nunca me voy a morir, yo voy a estar siempre de alguna manera. A medida que voy abriendo esos estados de conciencia también tengo ese tipo de percepción, por más que muera mi cuerpo.
-¿Tiene que ver con haber estado muerto? –le pregunto. Alguna vez contó que el día que cumplía once años se quedó pegado a la heladera, electrocutado, y tuvo una visión de lo que pasaba en otro espacio.
-Puede ser. Me parece tener conexión con todo. Encontrar mi ser en el otro. En las cosas también, en las ideas, en lo que sucede. No hay momentos, hay un solo momento. Es como un ser constante. Ahí aparecen un montón de ideas filosóficas, casi crísticas. Va infinitamente más allá del veganismo. Significa ser feliz, estar conectado con la realidad y entender que el viaje puede ser de todos los colores que vos quieras, en todo caso crear vos los colores y encontrar la oscuridad de forma consciente. Y dejarla que fluya. Para mí el viaje más importante es que estoy experimentando la misma vida como una especie de revelación. De verdad yo no creo en el trabajo, ni en la organización social, ni en el capitalismo. Lo siento así al principio yo mismo lo resistía, la gente dice que yo estoy loco. Cuanto más escucho el discurso afuera, de verdad pienso ésto.
-¿Lo llevaste a Bulebú?
-Está ahí. En formas, en colores, en sonidos. Hay un monólogo final en el que me meto con la muerte, me divierte hacerlo para sacarle peso. Sí, mi obra soy yo, está ahí. En mi obra anterior había una narrativa, un mensaje más claro. Una moraleja más comprensible. Yo soy esto que pienso y mañana pienso todo lo contrario.
-O sea que te estoy sacando una foto ahora.
-Sí, totalmente.
-¿Te molesta que te clasifiquen?
-No, me gusta estar catalogado. Es como el feminismo, los derechos homosexuales. El caos que genera es importante para desarticular las viejas estructuras. Aunque no me siento comunista, me gusta decir que lo soy.
-En qué momento sentiste que estabas más a gusto con tu vida.
-Ahora. Es parte de un proceso largo de trabajo. Hago terapia hace años, todo el tiempo busqué conocimiento esotérico, filosófico, religioso, artístico. Siento que empieza a haber una unión de las cosas, empieza a haber un sincretismo personal. No voy a arribar a ninguna conclusión pero puedo comprender cada vez más algunas leyes, una trama que no puedo afirmar que sea algo inmutable, aunque dicen que sí. Una ley eterna. Me doy cuenta que es de naturaleza mágica.
¡Muchas gracias Diego Reinhold!
Espero que la charla les haya resultado tan interesante como a mí. Me gusta pensar que no existen verdades únicas y que la vida es una percepción subjetiva que cada día me asombra más.
Recuerden que pueden escribirme a kariuenverde@gmail.com
Para quienes mostraron interés en la charla de Carlo Petrini, ya se encuentra editada así que la subí al post Caracoles para que puedan verla.
¡Besos!
Kariu
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