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La sexóloga responde: el deseo sexual II

Nuestra sexóloga, la Dra Laura Pietrasanta, continúa analizando este complicado tema; dejale tu pregunta.




Después de la primera aproximación, continuando con el análisis sobre deseo sexual, otra característica distintiva del mismo hace referencia a cómo procesan ambos sexos las situaciones de estrés. El varón, ante el estrés, necesita el sexo como descarga, para él es un ansiolítico maravilloso. La mujer puede ser en lo último que piense…
Esto es producto de otra diferencia fundamental entre los sexos en el procesamiento cerebral: el varón puede compartimentar sin que se afecten demasiado entre sí, distintas áreas de su vida, como si cada rubro, trabajo, deporte, sexo, pareja, ocupara un cajón determinado y separado del resto.
Las mujeres, como producto de nuestro cerebro integrador y más relacionado, metemos todo en la misma bolsa por lo cual, un conflicto en un área afecta a todas las demás, ni hablar del deseo sexual.
Otra característica distinta (y van…) genera que el varón con su cerebro directivo más orientado al objetivo interprete erróneamente que, si a él le gusta que le estimulen los genitales directamente y no disfrute tanto de las caricias sensuales, vaya directamente al grano y estimule a la mujer como le gusta a él ser estimulado …ERROR… Difícilmente una mujer responda a un estímulo puntual sobre sus genitales o el clítoris si no tuvo la oportunidad o el tiempo necesario para sensualizarse, y esto lo hace a partir del estímulo primero PERIFÉRICO, a la zona más sensible para luego ir acercándose a ella; un varón, ante la misma situación pensaría porqué está ella perdiendo el tiempo por ahí y no lo estimula donde más efecto le hace.
Otra diferencia fundamental la podemos observar en el relato de una situación sexual. Un varón siempre va a tener más referencias numéricas, de tamaño o cantidades, o sea cuantitativas (cuantos polvos, cuantas mujeres, cuanta teta, etc, etc); la mujer va a hablar de sensaciones y sentimientos, o sea cualitativamente.
Otra diferencia fundamental se establece en la capacidad de un varón de erotizarse a partir de una parte del cuerpo femenino, de parcializar. Él se erotiza y consuma con una parte, no importa si el resto de la mujer no le agrada. La respuesta la puede desencadenar igual.
En cambio las mujeres, que no somos visuales y encima somos totalizadoras, no podemos erotizarnos con una parte, nos tiene que gustar el hombre y nos tenemos que enamorar aunque sea por cinco minutos. Todo esto hace que el encuentro en el día a día sea muy difícil para ambos.



¿Tenés dudas? Dejale tu pregunta a la Dra Pietrasanta acá

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