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La vida es sueño




Me alimento del sueño.
Cuando escribo "sueño" no me refiero a un profundo anhelo que se instala como norte regulatorio de la vida (Viviendo por un Sueño), ni al acto fisiológico de dormir, tan necesario.
Me refiero al sueño, a los sueños en cuanto videoclips oníricos, en cuanto películas que vemos cuando dormimos.
Me gusta el término "videoclip" porque da cuenta de cierta organización de imágenes, del relato más caótica, más libre, menos lineal que la que vivimos cuando estamos despiertos.
¿Pero es sólo una película mientras nuestros cuerpos reposan echados boca arriba o boca abajo?
¿Somos sólo espectadores o de alguna manera, en determinados sueños, también le ponemos el cuerpo, un cuerpo no necesariamente físico?
Yo puedo distinguir entre sueños resacas, que son mero polvo del día previo, un eco de símbolos desordenados sin ninguna potencia expresiva... y aquellos sueños que sí resuenan, que traen algo así como una pista a la conciencia.
Y he tenido, además, sueños que parecían ser más que sueños.
El más fuerte lo viví en el hospital, apenas nacida China. Durante 2 noches me la pasé volando por los aires, atravesando paredes, suelos, siendo espectadora de una nave de seres que digitaban el destino del planeta. Estaba tan alterada que tuve que rogar que me dieran un pastilla para dormirme, o mejor dicho, para anestesiarme.
Hace poco volví a tener uno de éstos. Entraba en una suerte de realidad paralela, de realidad virtual invisible para los seres humanos, sólo perceptible para los que volábamos en ese otro plano.
Pero no quiero marearlas ni pretendo dilucidar el sentido de lo que viví, no de momento.
Sí quedarme, sí contarles que, en muchas oportunidades, por inasibles o enigmáticas que sean la mayoría de estas películas, recurro a ellas. Tengo sed de ellas.
Algo ya les confié hace un par de años.
Por ejemplo: Tengo una decisión que tomar. Si no le encuentro la vuelta desde la racionalidad y me veo apurada a elegir, antes de dormirme le pido al Sueño que me lo aclare.
No siempre funciona, ojo. Es un método muy falible. Son muchas las mañanas en las que, al abrir los ojos, el sueño se me escurre como arena.
Otras mañanas sí lo recuerdo, pero me levanto con idéntica confusión que antes de acostarme.
Pero algunas veces, algunas pocas veces el sueño se complementa con la vigilia de manera perfecta. Me tira ideas, me permite tener conversaciones que no pude tener, me ayuda a comprender a otras personas, me ayuda a ver lo que despierta no estaba viendo.
No sé, en realidad, si está bien decir que me alimento de sueños... No sé si es correcto.
En principio me gusta sentir que, así como vivimos registrando y reproduciendo datos, anécdotas, vivencias de cuando estamos despiertos, también podemos conectar y reproducir algo de lo que nos pasa, de lo que vivimos o vemos cuando estamos durmiendo.
¿Se animan a contar cuál fue el último sueño significativo que tuvieron?
ANOCHE: Todavía estoy reconstruyendo el sueño de anoche. Un viaje con amigas a Mar del Plata. Un micro que daba vueltas por el centro y tardaba en llegar a destino (al que sería nuestro alojamiento). Una pollera en oferta, talle 14. Decir: "es linda pero mis caderas no son las de mis 14". Un padre que confiaba en mi independencia. Unas ganas terribles que se fuera. Un tiburón gigante a metros. Delfines amables. Tardar en agarrar la cámara. Finalmente una rata. Una rata queriendo morder a China. Yo tardando en reaccionar para patearla (pero pateándola).

Créditos: www.creatupropiaweb.com

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