Soy de las pocas que leyeron El Principito -hace tiempo- y no quedaron enamoradas de aquel libro.
No tengo siquiera muy en claro el argumento, sí lo medular, que estaba escrito desde el punto de vista de un niño, que conocía a un singular ser que venía de un pequeño planeta.
Recuerdo también que aquella convivencia dejaba un sinfín de frutos aleccionadores.
Para serles sincera, durante mucho tiempo le agarré idea al texto. Sentía que citarlo era un lugar o movimiento tan común como mecánico, fácil, a mano. Un recurso de cualquiera que necesitara conectar con un sentido profundo. Un movimiento cursi incluso... ¿Prejuicio el mío?
Hay un dato curioso. Es el libro del que más ejemplares tengo en mi biblioteca. Tengo en mi poder cuatro (4) objetos-libro de aquel texto. O tenía cuatro hasta hace un par de años.
En el último ataque de orden, pude identificar sólo tres... Aun así, sigue siendo el libro en mi haber con mayor número de repeticiones.
Tres o cuatro ejemplares. Tres en castellano, una en francés. Tres ediciones clásicas (dos de tapa blanda, una de tapa dura) y una edición especial, edición aniversario, que además del texto, trae copias de los manuscritos del autor y de las ilustraciones originales. Este Principito fue obsequio de un novio de mi adolescencia que se asumía amante de aquella historia, y quien pretendería contagiar algo de aquel romance a su entonces novia.
Pero soy de las convencidas de que son los libros, las historias l@s que nos eligen a nosotros... en el tiempo y espacio que nosotros vamos a saber recibirlos y captarlos.
Tuvieron que pasar más de 15 años de aquel regalo -y otros tantos de mi primer acercamiento- para que reconsidere este clásico para niños. Y no tan niños.
Fue capricho.
Estaba preparando bolso para irnos a Tigre con novio e hija de novio:
-¿Vas a llevar libro? -preguntó él. Yo estaba en su casa, sin ninguno de los libros que esos días me acompañaban.
-Mmmm... No sé. ¿Tenés El Principito? Quiero empezar a leérselo a hijas. Si querés, también puedo leérselo a Matilda.
Novio fue a buscar llave y sacó de un placard caja con libros varios, entre ellos, el solicitado.
No fui yo sino él, viajando en el 132 a Retiro, quien le leyó a su hija las primeras páginas... y el domingo, al volver de Tigre y recibir a hijas, empecé yo la lectura en casa.
No sé si la curiosidad se hubiera encendido, si no estuvieran ellas, las nenas. Quería leérselo a ellas. Con ellas.
Y acaso querría descubrirlo. Si fue tan unánimemente aceptado, algo luminoso, poético, verdadero... debe traerse entre manos.
Todavía no puedo sacar conclusiones al respecto. Leemos a paso de tortuga. Vamos intercalando lectura de El Principito con lectura de Belén y Michu... y con lectura del libro que cada jueves hija menor trae de la biblioteca.
También leemos, vemos, apreciamos las ilustraciones de un Otto en el aeropuerto y en ese océano de colores primarios, vamos pescando detalles, vamos aprendiendo el funcionamiento de un aeropuerto.
Pero volviendo a El Principito, les cuento:
Que a mis hijas las atrapa no sería novedad. Creo que a la edad de ellas prende cualquier historia bien contada.
Lo novedoso para mí fueron las vueltas de tuerca que le dimos a la propuesta:
-Que madre lea pero también lea China. Una hoja cada una.
-Y la otra: que además de leérselos en castellano, se los lea en francés. Ellas mismas me lo pidieron.
Les divierte escuchar esa extraña sonoridad. Esos raros sonidos nuevos.
El jueves pasado China se entusiasmó tanto con aquel misterio fonético que me pidió, además, que le enseñe los números. Del 1 al 10.
-Un, deux, trois, quatre, cinq, six, sept, huit, neuf, dix
-Deux no se pronuncia como se lee... Es deee... Es una e y u al mismo tiempo.
...
Tomamos la ruta principal y nos desviamos (bienvenido aquel desvío, habiendo tanto por aprender a sus cortos años).
Me abstengo todavía de citar frases o traer reflexiones en relación a las primeras hojas: lo obvio que no es tal, la crítica a las personas grandes, al paradigma racionalista-materialista todavía dominante, etcétera.
Ojalá me enamore de sus personajes, quién sabe. Soy enamoradiza. Abordar la historia con hijas me hará recibirla desde su mirada... limpia.
De momento propongo a madres con ganas de leérsela a sus hijos -que aún no lo hayan hecho- sumarse a la lectura... Y ya les iré (iremos) compartiendo impresiones, reflexiones, vivencias que se desprendan de esta micro-aventura de leer juntas.
¿Leen con sus hijos? ¿Qué libro andan leyendo con ellos? ¿Lo recomiendan?

Libros que estamos leyendo

Versión en francés

Copia de manuscrito de Antoine de Saint-Exupéry

Copia de ilustración original

Copia de ilustración original

Un baobab
PD: Que tengan un hermoso día. Como siempre, para contactarse por privado, me encuentran en FB.
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