
En el dorso de un viejo volante anoto:
-Poner riel de la cortina
-Reforzar borde de la puertita del mueble de cocina
-Reparar duchador (pierde agua)
-Arreglar traba del ventanal del living
-Ajustar tornillos del percherito
-Colgar cuadrito
-Etcétera
No sé si es que la anterior casa (un PH antiguo, lindo pero hecho miércoles en cuestiones de funcionamiento) me dejó marcada, o si con los años uno va haciéndose de nuevas mañas... pero lo cierto es que en la medida en que la lista de desperfectos hogareños crece, yo empiezo a tensarme y a ponerme monotemática.
Es que estoy negada a acostumbrarme a esos pequeños problemas, a pasarlos por alto y hacer como si nada. Porque después sucede algo similar a cuando alguien se golpea o se resiente... el músculo de una pierna, por ejemplo. Se sigue caminando, rengueando, limitándose en los movimientos, todo sea por evitar sentir el dolor del golpe o tirón... con la diferencia de que el cuerpo humano -en lo general- tiende a sanarse y equilibrarse naturalmente... y no así la casa, el inmueble.
En la casa te vas adaptando... cuando te bañas, ponés el duchador así y asá, cuando abrís la puertita aquélla, procurás que no se siga despintando. Tenés un percherito muy bonito pero acordate, a lo sumo podrás poner un abrigo... etcétera. Todo bastante normal, nada muy grave y alarmante, "nada urgente", te decís, "hay otras prioridades"... hasta que un día viene a tu lugar un amigo o pariente y justo tiene que quedarse a dormir, ponele... ¡como de hecho me ha sucedido!... y ahí, en las muchas indicaciones que le vas dando, vos mismo te empezás a sentir mañoso y limitado... casi un "enfermito".
Un poco estoy exagerando, lo sé. Lo digo antes de que salten a acusarme de enroscarme con asuntos mínimos. Pero qué va, no hay que justificarse tanto, arreglar lo que se rompe, ponerse al día con la lista de arreglos domésticos a mí me deja una grata sensación de haber hecho -también aquí- lo debido.
Y el nombre mágico, la respuesta a todas esas soluciones -en mi caso/a- se llama ALDO. Santo Aldo. Creo que es el hombre más parecido a MacGyver (en sus saberes prácticos) con que me he cruzado. Aldo, la ferretería y/o Easy , ésa es la combinación salvadora, la que devuelve la calma... Una calma donde no importa que la mayoría de las paredes estén peladas, pero que asegura que todo funcione como dios manda.
¡¿Cómo vienen por casa?! ¿Muchos arreglos pendientes?
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