A pedido de una de Ustedes (nuevamente), hoy vamos a hablar de "familias emparchadas". A ver:
Cuando te enamoraste de tu chico, su hijo (el hijo de tu chico con una anterior mujer) te parecía increíblemente divino. Cierto, con tu instinto maternal a flor de piel, te encantaba eso de estar ensayando "de antemano". Pero con el tiempo (y tooooodo lo que pasó en el medio, desde las primeras salidas hasta el momento que eligieron compartir techo) fue intenso escucharlo a ese pequeño enano diciendo: "vos no sos mi mamá, no me podés retar". Por mencionar lo más leve que te dijo, que te dice a diario. Ojo, te gusta su honestidad, eso de andar sin vueltas, te lo bancás, pero lo que sí te revienta (y por momentos te parte el alma) es cuando "escuchás" a la ex de tu chico (ahora tu marido) guionando sus palabras.
¿Cómo es ser "mamastra", como algunas lo llaman? ¿Es posible sentir a ese niño tan único y especial como el hijo con el que soñás, con el que, más tarde o más temprano, parís desde tus entrañas? ¿Todas las mujeres estamos igualmente capacitadas para "adoptar"? ¿Y cómo reciben los chicos a la nueva novia de papá? ¿Cuán fáciles son ellos de conquistar, de abrirse al nuevo vínculo?
Como nunca, el fantasma de la ex se vivencia y de qué manera. Aquí no es sólo una idea. No es sólo la mina con la que estuvo él (tu marido), sino ante todo la mami del principito. "¡¿De cuántas brujerías será capaz?!"
Por otro lado, si nos ponemos un rato en lugar de ella, ¿cómo se vive esto de que tu ex pareja y sobre todo tu nene anden con "una nueva"? ¿Pánico a que te reemplacen? ¿Cómo no quitarte de la cabeza lo que representa esa imagen? ¿Y si ella no sólo es la mujer que no pudiste ni quisiste ser, sino encima una super mami?! Y si además, de golpe un día te enterás que tu hijo, de a ratos, sin querer (o queriendo quizás), también la llama "mamá"?! ¡Ahhhhh!
En fin, traté de imaginarme la situación desde ambas partes. ¿Podemos ayudar a nuestra lectora a reflexionar?
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