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Más riesgos




No sé bien por qué, si a raíz de un comentario de una madre amiga (que vivió de chica en Suecia), o a raíz de unos temas de Charles Trenet que escuché el sábado a la noche, pero lo cierto es que mi primer viaje en solitario a Estocolmo-París se me hizo muy presente estos últimos días.
¿Acaso porque me vengo sintiendo sola últimamente? Y no sólo en un sentido triste (o sí) sino en un sentido profundo: sola. Sola, pero conmigo misma.
En aquel viaje también escribía, escribía muchísimo, no hacía sino escribir. No escribía diario íntimo, era pretenciosa, todo lo novelaba. Creía estar escribiendo un gran relato del año, del año 2000, que luego titularía con una frase de Joseph Campbell: "El mundo es perfecto. Es un Caos. Siempre ha sido un caos".
En Estocolmo me recibió un conocido amigo de nombre Alex. Periodista de un diario amarillo. Los recuerdos más fuertes que tengo: que a las 5 de la mañana, un solazo inundara la casa, que la ciudad fuera tan bella y pulcra, tanto que a mí me resultaría un exceso; "¿dónde esconden la mugre?", me cuestionaba. También reflexioné en relación a cómo ese contexto condicionaba la vida, como ayer domingo: "mis ataques de pánico no podían haber sido acá posibles". Bueno, fui sólo una semana y en verano, aclaro, porque la realidad sueca, por muy resuelta que parezca, probablemente también tenga lo suyo (sea difícil, a su manera).
En París caí en la casa de una ex novia de mi hermano, que a su vez estaba con su propio hermano, "buena gente", pero en ese momento no paraban de hablar de notas y premios universitarios y de todos los jóvenes-genios que conocían, que Fulano y Mengano, y yo, que era estudiosa, sí, pero también tenía esta otra vida sensible, que desde entonces venía cultivando, me sentí todavía más sola que si lo hubiera en efecto estado.
Al tercer día de estar en Francia la lengua se me trababa, no podía articular palabras, sentía una angustia inmensa y no hacía sino caminar y caminar por las calles, meditabunda. No sé qué habré sacado en limpio de aquel viaje, sí sé que a la vuelta, tuve una certeza: "quiero pasar a la práctica".
Quería dejar la teoría y pasar a los hechos; dejar el estudio, por un lado y por el otro, empezar a ganar mi dinero. Ya lo conté en varias oportunidades: la filosofía versión académica me había saturado y además, necesitaba ganar en independencia.
Nunca hubiera imaginado que ese camino que recién a mis 20 años empezaba todavía hoy, 13 años después, seguiría en proceso. Y que tendría tantas idas y vueltas, interrupciones, aciertos, tropiezos, como los fue teniendo. No elegir hacer carrera en una empresa, o no desarrollarme según un manual en una única faceta me dio la posibilidad de encontrarme con maneras de producir más integrales y auténticas... pero, eso sí, todavía trabajo por una total independencia económica. A veces me avergüenza asumirlo frente a otras personas, otras entiendo que fue lo elegido y que "tiempo al tiempo". A decir verdad, me daría todo el tiempo del mundo si no fuera por nuevas urgencias domésticas, que, una vez más, como a comienzos de este año, me empujan a seguir invocando riesgos... todavía más riesgos.
¿Qué piensan? ¿Algún viaje que por algún motivo se les esté "viniendo" (en recuerdo)?

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