Mi granito de fuerza

¿Por qué nos cuesta tanto entender que en la multiplicidad de miradas y voces está nuestra riqueza? Es algo que me estoy preguntando a mí misma en voz alta.

Por otro lado, algún día quisiera que las discusiones sobre política trasciendan las simpatías y rechazos por las personas que la ejecutan y se tornen más concretas y profundas. ¿En qué tenemos que ponernos de acuerdo? ¿Cuál es el rumbo, cuáles son las posibilidades reales, qué es lo mejor para todos, qué es lo más inteligente a largo plazo, qué es lo más sabio?

Después de todo, es el pueblo el que gobierna a través de sus representantes. Y no viceversa.

Sí, como muchos de Ustedes, me encantaría ver dirigentes no sólo lúcidos, astutos y elocuentes, sino además modestos, ¡autocríticos!, que aflojen con los dedos acusadores (y la vana-gloria) y pregonen con el más puro ejemplo. Me encantaría sentirlos -de verdad- austeros, despojados, menos pendientes de los brillos y el estrellato y más en sintonía con la profundidad, con la espiritualidad del desafío que están asumiendo…

¡¿Pero saben qué?! Como nunca siento que hoy ese "cambio de cabeza" empieza por casa. Que ése es un poco el desafío de la época. Que todos tenemos que soltar la soberbia y esa mirada adolescentemente maniquea (ellos son los malos, nosotros los buenos), y abrirnos a la diferencia con respeto. Y que sólo así podemos ir rumbeando juntos, entre todos, otro tipo de convivencia (ésa que queremos) y lograr una comunidad más noble, más íntegra, más solidaria y más plena.

¡No sé, no sé! ¡Ojalá así sea! Yo, por las dudas, aporto mi granito de fuerza.

¿Vos qué pensás? ¿Cómo te sentís frente a las elecciones y a la política actual?