La primera escena transcurre en una fiesta llena de dibujantes. Es día de semana pero en el ambiente hay clima de sábado a la noche. Artistas que charlan, brindan y se sacan fotos. Entre todos, un personaje con sombrero y campera amarilla pasa música con discos de vinilo. Pone algo de salsa cubana, la mezcla, baila al ritmo. De a poco se transforma en el centro y todos lo rodean, las chicas se animan a mover las caderas y el Museo de la Historieta de Costanera Sur parece un bar de La Habana.
El personaje que fabrica la ilusión es Nekro, para muchos un desconocido. Para otros, una leyenda. Carlos Damián Rodríguez es el mítico cantante de Fun People , una banda hardcore y punk que desde el under hizo ruido durante la década del 90 y quedó en la memoria de una generación como sinónimo de libertad y autodeterminación. Después de seis discos sintió que estaba agotada una etapa, mató a Nekro y formó Boom Boom Kid. Siempre con producción propia y sin estar atado a los caprichos de las discográficas. Siempre con letras que hablan de sensaciones, de amor, de ecología y de lo que anda mal en el mundo, aunque conserve su mirada optimista.
Escena dos. Llueve y en la radio anuncian que va para largo. Lo espero en La Perla del Once junto a dos fotógrafos amigos. Me avisa que va a llegar un poco más tarde y cuando por fin aparece con sus dreadlocks al viento despierta por un rato la atención de los que toman café y leen el diario. Es probable que esté acostumbrado a ponerle color a la ciudad uniformada.
Nekro cuenta su historia - Créditos: Luis Picarelli
Es difícil encasillar a Nekro, BBK o Il Carlo, (cuando se pone romántico y canta boleros). Menos a su música. Alguna vez dijo que era "hardcore gay antifascista" tal vez para evitar el racismo del ambiente del rock. Una mezcla de V8 y Virus. Un grupo de amigos que se divierte y hace música. Un disparador de ideas. Nekro se ocupó de quitarse cualquier tipo de marca. Una definición interesante es la que le dio Mario Pergolini en una entrevista: un artista que siempre tuvo que ver con la juventud del momento y que supo mostrar la estética de distintas épocas escapándose del mainstream.
Pero antes de la música y de la rebeldía hubo un Carlos Rodríguez bebé, que llegó al planeta en enero de 1972, creció en la ciudad de Campana y le gustaban mucho los animales y muy poco la carne. Tanto que enterarse de su origen le dejó una huella imborrable.
- Una vez me regalaron unos pollitos, los pollitos crecieron y los llevaron a la casa de mi abuela en Campana. Pero un día no estuvieron más. A mí me gustaban mucho las empanadas de pollo. Yo no lo relacionaba, nunca me había preguntado de donde venían los alimentos. No sé, quizás, tuve una infancia muy naif. Desde la mañana que llegué hasta la noche pregunté dónde estaban esos animalitos con los que yo jugaba. Mi abuelo me dijo: los estás comiendo. Y fue feísimo. De lleno me enteré de todo, de cómo venía la movida.
A partir de ahí fue aún más difícil hacerlo comer carne. Se acostumbró a consumir lo que plantaban los abuelos, cítricos de verano y de invierno, nueces pecan, que hoy todavía saca de esos árboles y siempre anda regalando. Después, cuando descubrió la calle y se alejó del control paterno, se hizo vegetariano. Y si la abuela le servía un bife él lo guardaba en una bolsita para dárselo a los perros que lo esperaban en la puerta de su casa para acompañarlo al colegio.
Varios factores influyeron para pasar de evitar la carne a ser un activista. Cuenta que durante la década del 80’ que había un programa que se llamaba SOS Brigitte Bardot, en donde mostraban flashes de gente responsable de acciones directas para la liberación animal: barcos en contra de la matanza de ballenas y acciones de la organización Greenpeace que también había llegado a la Argentina. Pero cuando se acercó a la sede para ofrecer su vida y su cuerpo, le dijeron que si quería podía ocuparse de contestar mails. Así que un poco decepcionado creó junto a sus amigos, Green Violence, un grupo que impartía justicia por mano propia. Eso implicaba por ejemplo, sellar cerraduras o tirarles un rejunte de mierda a los negocios, todo con panfletos copiados con el mimeógrafo que usaba su madre en donde explicaban la causa: "estamos sellando la cerradura de tu negocio porque no nos copa que vendas armas para matar animales, o no nos gusta que tengas animales exóticos o enjaulados". Como héroes anónimos o vándalos, en un momento salieron en los diarios de la ciudad chica.
Por aquella época, a fines de los 80, también había empezado a escribir un fanzine. Más tarde, gracias a su contacto con la directora de la revista El Vegetariano, comenzó a publicar información para distribuir por Campana, y también aprendió sobre ese movimiento. Por aquel entonces la oferta en comida no era muy variada en Buenos Aires pero supo que podía comer más balanceado y fresco para reemplazar la pizza.
En el bar en el que nació el rock argentino - Créditos: Luis Picarelli
Debutaron el día del Medioambiente con la banda Anesthesia en un festival de Zárate. Desde el escenario dejaron asentado el espíritu de lo que más tarde sería Fun People. Canciones con influencia punk, en castellano y en inglés, y letras como la de "Vivisección" en la que demostraban preocupación por el sufrimiento animal:
Desde hoy la ignorancia no es excusa,
no puedo olvidar y no puedo olvidar,
sus ojos sufriendo de dolor
yo rechazo tus promesas, rechazo tus palabras
desde hoy la ignorancia no es excusa
y no puedo olvidar y no puedo olvidar la vivisección,
tu y yo no debemos dormir ante esto.
Y mientras las tribus skaters comenzaban a seguirlos y despertaban fanatismos en el público adolescente, el activismo continuaba. Nekro conocía otras formas de protesta a través de los viajes, se involucraba con agrupaciones internacionales y los fanzines se distribuían a otros países. Participaba en acciones "no tan vandálicas para que lo entienda el lector, aunque vandalismo para mí es otra cosa" –dice uno de los autores más prolíficos de Argentina.
-¿Qué sería para vos?
-Pensar que tenemos que usar a los animales para vivir, para vestir. Cuando empecé a viajar por Brasil y Estados Unidos, una vez me traje una campera de símil cuero tipo Marlon Brando en "El Salvaje" Era el año 96, 97, tenía unos conocidos que eran diseñadores y se las mostré: Loco, mirá, hay otras opciones, no sé si van a durar mucho pero existen. Siempre tuve ganas de mostrar a mis amigos, a mi círculo, no quemarles el bocho, sino saber que se podía hacer. Invitarlos a un cumpleaños, hacer hamburguesas de soja sin decirles nada. Cosas así me divertían mucho. Con mis canciones también, o cuando empecé con mis panfletos. Hay un montón de gente que me dijo que se hizo vegetariano porque yo lo era o por mis canciones. Cuando me invitan a comer yo respeto, no era una cosa impuesta que para escuchar Fun People tenías que ser vegetariano. Es lo que yo pienso, tenía la honestidad de reflejarlo.
Antes de que fuera popular en internet, a mediados de los 90, se permitió poner en algunos discos cuáles eran los productos testeados sobre animales. Siempre que puede, apoya esas causas. Ya cerca del mediodía hablamos de las derivaciones del arte, de los dibujos. De la inspiración y de la música como una necesidad.
-Al lado de las cosas que leo, y escucho, tengo fibras, témperas, siempre las uso cuando necesito. No es que pongo un papel en blanco, es algo que me baja cuando lo necesito hacer y expresar tal idea.
Además de dibujar estampa remeras. Cambió, por aburrimiento, las clásicas camisetas negras del rock por otras con más color y de diseño propio. Hasta el 5 de julio se puede ver su muestra en Moebius -el espacio de libros y arte- una muestra de serigrafía, con sus collages y una película en la que muestra como se hace de forma artesanal.
-Quería mostrarle a los pibes que es una salida laboral. El día de la inauguración pusimos los shablones, imprimimos 300 remeras, fue didáctico y gratuito. Hay camisetas viejas, originales, dibujos en papel vegetal, películas.
El sello de los dreadlocks - Créditos: Luis Picarelli
El arte siempre le dio mucha felicidad o una vía para expresar lo que no le gusta o quiere cambiar.
-He escrito cosas re positivas en momentos más oscuros de mi vida para ponerlas en un papel y no hacer ninguna taradez. Me ayudó bastante. Es como medicinal la historia. Cantar, bailar, desde chiquito me encerraba en mi cuarto, cantaba arriba de las canciones. Me hacía sentir que había largado algo, que me había oxigenado.
Eso fue lo que vieron sus amigos cuando lo convocaron para cantar en Anesthesia. También lo que percibe el público que lo sigue a todos lados, y que incluye a una nueva generación de adolescentes que permiten que la banda siga rodando por Japón o Brasil, y que haga surf en el mar o entre la muchedumbre. Y los que desde Facebook reclaman nuevas giras de presentación de su disco "Demasiado en fiestas, sin timón y con el mono al hombro", por más que no tenga difusión en los medios ni publicidad. Nekro seguirá rodando mientras esté en sintonía con las cosas que le gustan, mientras haya baile, gritos y energía.
La forma de vivir que eligió - Créditos: Carla Vigil
Agradezco a Nekro por la entrevista, para mí fue un gusto enorme hacerla. También todos los fotógrafos que aportaron las imágenes:
Pao Alcaraz y Luis Picarelli Fotos: luispicarelli.com.ar y en FB .
A Carla Vigil y Mariano Sanjiao.
Espero que les haya gustado la entrevista.
Me despido y les deseo buena jornada, ¡les recomiendo que se abriguen!
Me pueden escribir a kariuenverde@gmail.com
Abrazos.
Kariu
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