¡No me presionen!
Si es lo primero que pensás cuando sentís que tenés que escuchar a todos, pero no querés escuchar a nadie, te invitamos a leer lo que tiene para decirte nuestra psicóloga
7 de mayo de 2014 • 16:09
¿Sentís que vivís en un mundo demasiado exigente para vos? - Créditos: Corbis
Siempre amé la frase que dice ¨No sé cual es la clave del éxito, pero la del fracaso debe ser querer contentar a todo el mundo¨. La perfección es un clásico de todos los tiempos, pero el punto es que no siempre lo que consideramos perfecto coincide con lo que los demás esperan de nosotros. Bienvenidos a ese dilema mental de tener que escuchar a todos y no querer escuchar a nadie. Qué hacer cuando queremos poner mute a las opiniones ajenas. Shhhhhhhh!!!!
Nos guste o no vivimos en un mundo exigente, donde la apuesta es cada vez mayor, pero si hacemos una mirada a menor escala, no hace falta hablar de muuuunnndo exigenteee, un concepto así de grande, sino que con las clásicas exigencias cotidianas ya nos alcanza. Miremos un poquito nuestra vida, y pensemos qué es lo que quieren de nosotros, en el trabajo, nuestros amigos, nuestra familia, y ya con eso seguro nos basta para darnos cuenta de lo que estamos hablando.
Desde ya que muchas veces son exigencias implícitas, pero arranquemos con las explicitas por excelencia, y en este punto todos podemos citar un lugar común: #ElTrabajo. Si hay un terreno en el cual se tiene en claro de entrada que es lo que se espera de nosotros es el laboral, y sin dudas se espera nuestra versión más eficiente, más productiva. Y como ya sabemos, muchas veces, aún dando nuestra versión más workaholic, ¡¡¡no alcanza!!! Pero existen también otras exigencias que son más sutiles y que casi no calificarían como presiones pero muy implícitamente lo son, las de nuestros #SeresQueridos que también tienen su listita, consciente o no, de lo que esperan de nosotros.
Y así es… las presiones, vendrían a ser las piezas que van cayendo en nuestro tetris mental y que hay que acomodarlas de algún modo para poder seguir adelante. Porque seamos sinceros, aunque los demás exijan y opinen, la verdadera presión siempre parte de uno. En todos nosotros, en mayor o en menor dosis, hay un poquito de #MónicaGeller, ese logrado personaje de "Friends" que le hace culto a la autoexigencia, y cuando esta dosis se desajusta...no podemos evitar la crisis de no saber a qué responder primero.
¿Y entonces?
¿Existe un mundo sin presiones? No, la tierra de Neverland no es una opción.
¿Se invento el aparatito para poner mute a las opiniones ajenas? No, aunque más de uno ya lo haya soñado.
Ordenarse, esa es la manera de convivir con las presiones, y la pauta siempre es volver a nosotros. Cómo hacemos esto sin entrar en esa situación de caos de querer patear el tablero y desear desde lo más profundo irse a vivir una playa desierta?????
Descomprimiendo, no mimetizándome con la presión, y lograr verla con la distancia suficiente para poder evaluar el efecto que está teniendo en nosotros.
Hay muchísimas actividades que nos ayudan a descomprimir, algunas las realizamos de manera consciente, como puede ser con terapia, yoga, o actividad física, pero otras están más conectadas con la creatividad, con el disfrute y suelen pasarse por alto. Si supiéramos cuantas veces escuchando un buen tema de música estamos "descomprimiendo", y ni hablar de ver esa película que nos encanta, o de esas charlas con amigos que nos hacen olvidar de todo.
El humor descomprime y nuestra tarea es alimentar estas actividades, no porque nos ayuden a borrar las presiones, sino porque nos dan la distancia necesaria para tomar un respiro y no empantanarnos con ellas. No podemos bajarnos de este #MundoExigente, pero podemos cambiar la manera de pararnos ante él.
A mayor presión, menor resistencia y el resultado final es el estrés. ¿Por qué? Porque vivir solamente al servicio de las exigencias nos acorta nuestro nivel de creatividad, nos vuelve inflexibles, nos hace vulnerables frente aquello que nos está presionando, nos vuelve emocionales y físicamente menos resistentes. Parece una formula de física, ¿¿no?? Pero no por nada Freud sacó muchas palabras de esa rama… no olvidemos que "conflicto" son dos fuerzas en tensión encontradas..Así que tan lejos no estamos.
Por lo tanto, nuestro desafío pasa por domar a nuestra Mónica Geller interior, descomprimir las presiones con las que diariamente nos tenemos que cruzar y comprender que siempre todo parte de nuestra visión, de cómo leemos las cosas, cómo las ajustamos a nuestra vida, y aceptar que dar lo mejor de nosotros no significa cubrir las expectativas de los otros, sino simplemente, y sin duda lo más importante, cubrir las nuestras.
El arte en todas sus expresiones: la literatura, el cine y los hobbies como pintar, cantar, bailar, armar. Es increíble la capacidad del arte para ampliar nuestra visión frente la vida, para canalizar nuestra creatividad, para conmovernos, para desestructurarnos. En palabras de Freud para sublimar.
Esparcimiento: el disfrute y el humor suelen darnos una segunda lectura de las cosas, le sacan el peso del dramatismo, distienden, da ese aire de oxigeno cuando las cosas se ponen difíciles
Red de contención: esas personas que nos permiten poner nuestros sentimientos en palabras, compartir emociones, nos aportan ideas. Los vínculos que nos fortalecen.
Terapia, yoga, respiración y actividad física: son actividades ideales para ese fin.
¿Y vos? ¿Cómo te llevas con las exigencias?
Gabriela Palleros es Lic en Psicología, especializada en Clínica infantil sistémica, con posgrado en management sistémico empresarial
En esta nota: