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No puedo dejar de preocuparme

¿Qué pasa cuando la aflicción se transforma en nuestro tema central de vida? ¿Podemos vivir siempre en ese estado? Aquí, la difícil tarea de dejar de ser los eternos preocupados




Aprender a manejar nuestro grado de preocupación es fundamental para que éste no termine condicionando nuestra visión de las cosas

Aprender a manejar nuestro grado de preocupación es fundamental para que éste no termine condicionando nuestra visión de las cosas - Créditos: Corbis

Si nos vamos a preocupar por todo, la vida nunca nos va a dejar sin libreto ya que permanentemente nos está ofreciendo material nuevo. Desde ya, que no se trata de ir por la vida siendo irresponsables o de negar los temas que requieren su merecido grado de atención, pero qué sucede cuando nos transformamos en incansables evaluadores de riesgos, en expertos en encontrar todas las variables de algo que aún no sucedió. Es ir más allá, es estar detrás de cada detalle, es convertirnos en #LosAmantesDelControl.
Está bueno, también aclarar, que nadie elige preocuparse porque si, no es una filosofía de vida por la cual un día optamos y decidimos seguir, sino que lo que se esconde detrás de eso es una gran defensa, queremos estar atentos para que nada nos sorprenda y así evitar exponernos a cualquier tipo de peligro ¡Éste es el gran círculo vicioso!
Acá es cuando se desata el problema. Justamente, ésa sensación de tener todo "bajo control" es la que alimenta nuestra tendencia a preocuparnos.
La necesidad de poner nuestra mirada en cada tema nos lleva a creer que somos una especie de panóptico humano y lentamente nos convertimos en el ojo de Gran Hermano en donde todo requiere nuestro visto bueno para que podamos estar tranquilos.
Esto tiene un costo alto. Primero porque ir en busca del control absoluto es ir en busca de algo imposible ya que siempre van a surgir cosas que van a estar afuera de lo que habíamos pensado, y segundo, porque físicamente tampoco damos a basto, no podemos abarcar todo, hay cosas que nos exceden, que van más allá de nuestro accionar.

¿Qué podemos hacer?

Hay que dejar de creer que si nosotros no estamos pendiente de las cosas es imposible que salgan bien

Hay que dejar de creer que si nosotros no estamos pendiente de las cosas es imposible que salgan bien - Créditos: Corbis

Lamentablemente, no existe una palabra mágica para dejar de preocuparnos, al estilo película de Disney que con un Hakuna matata nos alcance para olvidarnos de todo. Acá, en el mundo real, nuestra tarea es más complicada y tiene que ver con trabajar nuestra lectura frente a las situaciones.
Debemos aprender a manejar nuestro grado de preocupación para que éste no termine condicionando nuestra visión de las cosas. ¿Cómo podemos lograr eso? ¿Qué necesitamos tener en cuenta?
Deberíamos empezar por:
• No adelantarnos a los hechos. Es imposible vivir deseando tener siempre el diario de mañana. No es malo, en determinados momentos, estar un paso adelante, pero se vuelve negativo si nuestro único objetivo pasa a ser ése ya que se convierte en un estilo de vida difícil de sostener en el tiempo.
• Priorizar. Aprender a distinguir lo "urgente" de lo "importante". No todo es igual, ni todo merece nuestro mismo nivel de preocupación, somos nosotros los que debemos fijar la diferencia.
• Saber cuándo delegar. Dejar de creer que si nosotros no estamos pendiente de las cosas es imposible que salgan bien. Necesitamos reconocer a las personas con las que podemos contar, lo que sería nuestro grupo de confianza, para luego darles el espacio suficiente para que nos ayuden.
Es imposible vivir deseando tener siempre el diario de mañana

Es imposible vivir deseando tener siempre el diario de mañana - Créditos: Corbis

• No sobredimensionar situaciones. A veces, nuestra ansiedad nos lleva a ver conflictos donde no los hay. El cúmulo de preocupaciones, nos pone tanto en alerta que frente a cualquier situación de riesgo ya empezamos leer todo en términos de problemas.
• Abandonar la idea de control absoluto. Estos es lo más difícil, aceptar que nunca vamos a tener el registro total de las cosas y que debemos aprender a convivir con eso. Ni poniendo toda nuestra preocupación a pleno podemos dominar variables tan imprevisibles como el azar o el destino.
Cuando nuestra preocupación nos desborda nos volvemos rumiantes de pensamientos y quedamos atrapados en la idea de peligro aparente. Esto nos condiciona porque pasamos a vivir en función de tener todo bajo control, y vamos saltando de una preocupación a otra. Por eso mismo, la lectura que hagamos frente a los hechos tiene un peso muyimportante, no sólo porque significa el recorte que hacemos de la realidad, sino porque, como bien se suele decir: nunca vemos las cosas tal como son, sino tal como somos.
¿Y vos? ¿Cómo manejás tus preocupaciones?

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