Sí, nosotros también fuimos adorables... ¡y tremendos! Y acá seguimos, alineados de a ratos, relajados, sabios; y también enloquecidos, histéricos, perdidos o desasosegados.
Así fuimos, así somos, y probablemente, más allá de los ajustes de grado (hay evolución, no?) lo seguiremos siendo.
Yo hoy estoy en una etapa de mucha integración, de querer asumir todas mis debilidades, mis dientes torciéndose (¡hasta que pueda pagarme un tratamiento!), mis dudas existenciales, mis gritos histéricos, mis tabúes, mi morbo, mi infantilismo... y no dejar de ver todo ello, de aceptarlo, cuando me miro al espejo.
No digo justificar cualquier cosa, cualquier manera, sino que está bueno animarnos a mirarnos con crudeza, con honestidad brutal... porque tal vez sólo desde ahí podamos hacer una propuesta auténtica, responsable, bella, a uno mismo y al afuera.
Y dicho esto, agrego, como solía hacer seguido una profe de Plástica del secundario: ¡Hoy dibujen lo que quieran! ¡Tema libre!
Yo no tengo muchos pensamientos mínimos, sino un gran sentimiento máximo, hiper agradecido: ¡Bienvenida Jomaira a nuestras vidas! Oh, sí, Jomaira es la nueva chica que cuida a mis tiranas (mientras trabajo) y es una persona bellísima. ¡Ya estoy encariñada!
¡Que disfruten sus fines de semana! ¡Las quiero, amigas!
PD: Gracias, Mer, por el mural. Si quieren verlo más grande, hagan click acá.
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