La semana pasada me zambullí en la crónica de mi primer beso. Y me gustó hacerlo.
Hoy quería ir por más, sí, quería seguir recreando esas escenas-hitos que nos marcaron en el pasado.
Entonces, como ya relaté la historia de mi primera vez, y habiendo justo empezado el libro perdido (o mejor dicho, el libro encontrado, Arráncame la vida, con una protagonista muy joven que se cuestiona ella misma por el sentir femenino) concluí: ¿y qué tal si te animás a esbozar algo de tu primer orgasmo?
Oh, sí, ya lo saben, no fui de las afortunadas que llegaron a "ello" de entrada. Me llevó un tiempo, no pasé tan rápido del primer beso al primer encuentro carnal intenso, profundo, sentido. Pasó 1 novio (el famoso Germán), 2 aventuras con hombres más grandes (uno mucho mayor que yo) y recién entonces, recién entonces, como a mis 19... llegaría el momento.
Primera vez que ennoviaba con un compañero. En todos los sentidos. Teníamos la misma edad, lo sentía un par, un amigo, e incluso compartíamos las clases en Puán (de Filosofía). Creo que fue una de las relaciones más sanas y normales que tuve en mi vida. Poco idealizada a priori y fácil, llevadera, placentera como pocas.
Me acuerdo encerrándonos en su habitación (con llave, vivía con sus padres en una casa inmensa), echándonos sobre su cama, dejándonos llevar por las hormonas-samurái. Pura presencia, todo natural. Ni chanchadas al oído ni ideas estrafalarias (juá, no piensen que soy muy alocada en este plano)... todo típico, convencional, alguno diría incluso aburrido... pero no se necesitaba más. Bastaba con el abrazo de nuestros cuerpos para... para alcanzar el clímax, ese placer nuevo, inédito en mi vida, vertiginoso, prohibido y aun así, sereno, obscenamente pacífico.
Creo que agradezco haberme dado el permiso de un encuentro –en el sentido amplio del término- simple, más real, menos pretensioso (como alguna dijo el otro día, a mí me gustaban figuritas difíciles) con un otro. Acaso con menos miedos. Donde disfrutar, sentirme a mis anchas, sin fingir, pelando mi ridiculez, mostrándome niña, mujer, mostrándome incluso como nunca había podido hacerlo en la intimidad de mi familia.
Lamento, eso sí, no haber tenido la claridad que después tuve y todavía hoy tengo respecto de aquello. Como decía mi vieja el otro día: "tendemos a sobrevalorar lo que no tenemos, y a quitarle importancia a lo que sí hay", pero bueno. Tenía apenas 20 años y un hambre de aventura, de experimentación, y de complicarme la vida (sólo por unos años eeeehhh, que conste) con esos otros super-hombres, idealizados, paternales, más complejos y que rara vez me hicieron gozar a pleno, o con los que rara vez yo me permití hacerlo.-
Y ahora, a ver quién se anima a contar un poquito, algo, tirar un adjetivo, una mini descripción de cómo fue ese primer encuentro... cabalmente sentido.

´Las mil de una´. Técnica mixta sobre madera. De Carolina Martínez (carolinamar)
PD: El domingo cumple mi gordita divina del alma, Lupita, hermosalocalindamamáteama, así que el lunes le voy a dedicar enteramente el espacio a ella, mi niña.
PD2: Sigue abierta la inscripción al Seminario de Expresión escrita de febrero. Para silenciarnos, indagarnos y expresarnos: Ablandar la manowww.ablandandolamano.blogspot.com.ar
En esta nota: