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Observando





Enojate sin culpas. Es sano enojarse, es legítimo, es necesario. No cuando te fastidiás con un vecino por una pelotudez de turno, o protestás porque el día está húmedo o porque te tocó hacer una cola larga en el banco.
Pero si por hache o por be, sentís una injusticia en el mundo, algún tipo de desequilibrio o desorden que en parte o mucho te perjudica, enojarse es positivo.
Enojate y gritá. Gritá todo lo que necesites, gesticulá, animate a decir exactamente lo que estás pensando, en el tono que el cuerpo y las emociones te lo piden. Del modo más espontáneo.
Y fundamental: ¡argumentá bien! Sin enredarte en las palabras, sólo apelando a tu lucidez.
No es que quiera que hoy se enojen conmigo, sólo que ando reivindicando el enojo en general, vieron?
Y ni siquiera estoy enojada en este momento. Pero hace un tiempo que vengo observando el comportamiento miedoso o culposo frente a este sentimiento. Están los dos casos. El que no soporta siquiera discutir un poco, menos que alguien le levante el tono. Y se tensa, o huye, o cierra la puerta (en un sentido literal o simbólico). Y el caso de aquel que se suelta, que se enoja de veras, que se anima a ser auténtico... pero después siente una culpa de novela.
Yo soy más de esto último. De enojarme mucho (con razón, con toda la razón del mundo, jiji) y después andar diciéndome: "¿para qué?, ¿con qué sentido?, estás ensuciándote el campo, etcétera".
Debería amigarme con el enojarse, no? ¿Uds. qué piensan? ¿Cuándo es válido enojarse (y expresarlo) y cuándo una fuga de energía que nada suma? ¿Se sienten cómodas discutiendo o todo lo contrario? ¿Cómo reaccionan Uds. frente al enojo ajeno? ¿Y cómo reaccionan Uds. frente al enojo propio?

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