Después de dos semanas en continuado con mis hijas... Léase: sólo mamita, sólo mamita acostándolas, dándoles sus gotas homeopáticas, poniéndoles límites, conteniéndolas en sus desbordes, bañándolas, vistiéndolas, ¡calzándolas! Sólo mamita en ese sinfín de atenciones y cuidados maternales.
Después de dos semanas en continuado con ellas, decía, me tocó lo esperable... Dos días sola.
No crean que esos dos días fueron La Gloria. Los días en soledad no les llegan ni a los talones a los días en compañía de mis hijas. Aun así, son como los punto y seguido* a las oraciones, o los punto y aparte a los párrafos. Dan aire. Permiten tomar aire. Recuperarse.
Y eso hice. Tomé una buena bocanada de aire y me puse al día, en la medida de lo posible, con la selva de obligaciones. Puse algo de orden en mis cuentas (me quise matar cuando caí en la cuenta de que el cajero automático me descontó los $700 que nunca me había entregado), puse algo de orden en el departamento, otro tanto de orden en el universo gato (compré piedritas y pipeta para las pulgas), respondí emails viejos (soy acumuladora compulsiva de emails no leídos) y me propuse ni más ni menos que recuperar sueño. Horas de sueño.
Si alguien me preguntara qué quiero ser en mi próxima vida, sin ninguna culpa respondería: una dormilona. Tener esa tendencia. Esa naturaleza. Porque en esta vida, aunque lo intente (con decirles que el sábado logré dormir una siesta), el sueño se me escurre entre los dedos. Tengo un sueño huidizo, endeble.
Confieso, igual, que me debía una película: La vida de Adèle. Y estaba tan embalada que no dudé en seguir adelante cuando vi que ya era la 1 a.m. y todavía no había puesto PLAY. Por supuesto, terminé a cualquier hora. Y no de cualquier forma. Quedé impactada, impresionada. No fue tan fácil conciliar el sueño.
Pero estos paréntesis de maternidad también deben aprovecharse en este último sentido. Ya esta noche volverá Disney Junior, si es que llegamos a prender la tele. Y volverán los pedidos, la tarea de China que ya empezó el colegio, tal vez alguna disputa tonta por un objeto, volverá el griterío, el estribillo de Libre soy, las preguntas filosóficas, en fin, cada una volverá a su puesto.
¿Y ustedes? ¡¿Cómo están?! ¿Cómo vivieron el fin de semana? ¿Tienen cada tanto paréntesis de maternidad? ¿Para qué los aprovechan?
*Así se escribe la forma plural.
Mamita: como conté el viernes, así me llama la menor de mis hijas.
MIS JINETES EN CÓRDOBA (hace 10 días):
Listas para subir a la montaña
Niñas bien agarradas
He visto un lindo pajarito. Foto sacada por Graciela, mujer de mi padre
¿No es igual a Platero? ¿Se acuerdan de Platero?
PD: ¡Buen arranque de semana! Sigue abierta la inscripción al taller presencial de expresión escrita. Info a inetaller@gmail.com o por mensaje privado de FB: Inés Sainz
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